En el vídeo de 15 minutos de duración recuperado del teléfono móvil de Park Su-hyeon, de 17 años de edad, se escuchan gritos de pánico y miedo de los numerosos niños atrapados en el interior del barco: “¿Nos estamos volviendo un Titanic?”; “esto parece ser el fin”; “mamá, papá, os amo”. Una voz que se oye en el intercomunicador de la nave insta a los estudiantes y a sus profesores a quedarse donde están.
Los jóvenes pasajeros que aparecen en la grabación figuraban entre los 325 estudiantes de secundaria a bordo del ‘ferry’ de 6.825 toneladas, que se hundió el pasado 16 de abril.
Después de que Su-hyeon fuese encontrado muerto por los buceadores, la Policía devolvió sus objetos personales a su familia, que descubrió este dramático vídeo en su teléfono. Esta semana, su padre, Park Jong-dae, envió las imágenes a los medios de comunicación locales, diciendo que los surcoreanos deben verlas para entender qué es lo que salió mal.
El video del Su-hyeon comienza a las 8:52 de la mañana del 16 de abril, es decir, tres minutos antes de que el ‘ferry’ enviara su primera señal de socorro a los controladores del tráfico marítimo en la costa.
“¡El barco se está inclinando!”, grita uno de los pasajeros. “Yo quiero bajar. Lo digo en serio”, dice otro, mientras que su compañero se pregunta: “¿Vamos a morir?”.
Un minuto más tarde, cuando el barco parece aún más inclinado, algunos estudiantes proponen ponerse los chalecos salvavidas. Un anuncio por el intercomunicador pidió nuevamente a los pasajeros a que permanecieran donde estaban, al tiempo que se puede oír a los niños gritando: “¡No queremos morir! ¡Salvadnos!”. “¿Debo llamar a mi mamá? Mamá, este parece ser mi fin”, grita uno de los estudiantes después de que otro anunciara que la tripulación les aconsejara no moverse.
Este viernes, las autoridades surcoreanas han elevado a 226 el número de cadáveres recuperados tras el hundimiento del ferry mientras que otros 76 pasajeros siguen desaparecidos. Además de ello, han aumentado los temores de que muchos de los cuerpos no puedan ser recuperados, después de la localización de uno de los cadáveres a unos cuatro kilómetros del lugar del desastre.
