Menos mal que al final les pillaron porque unos 300.000 productos infantiles, de procedencia china y que carecían de las garantías de seguridad y calidad necesarias, estaban a punto de venderse. Fue una operación de la Policía la que evitó que finalmente llegaron a manos de ls consumidores españoles y, lo que es peor, a las de los niños.
Los artículos, que estaban apilados en un almacén en una nave industrial de Fuenlabrada, eran en su mayoría juguetes, relojes, pegatinas, mochilas y productos de papelería de personajes infantiles como Bob Esponja o Hello Kitty. Iban a ser vendidos al por mayor sin cumplir la normativa en seguridad correspondiente.