Fue hace 15 años cuando en Canal 9 se estrenaba un programa llamado Tómbola y que fue el percursor de la denominada telebasura. Por aquel entonces los gritos, los trapos sucios o conocer al detalle la vida íntima de un personaje famoso, rozando la carnaza, todavía chocaba bastante. Hoy, en cambio, esa forma de hacer televisión está más asentada que nunca y es el pan nuestro de cada día.
Tómbola fue durante muchos años el programa más rentable de la historia de la televisión española. El trío de Karmele Marchante, Lydia Lozano y Jesús Mariñas daban grandes cuotas de pantalla.
Pero como todo en la televisión, hasta la telebasura ha evolucionado. Lejos quedan ya apuestas como ¿Qué me dices? o ¡Aquí hay tomate!, ahora lo que se llevan son programas de un montón de horas como Sálvame o La Noria. También se está desarrollando un nuevo género en la televisión, en la que, cada vez es más habitual, entrelazar información de telebasura total, como los dimes y diretes de Belén Esteban y María José Campanario, con dramas que conmueven profundamente a la sociedad.
Hablamos de una mezcla continúa en esos programas del cotilleo más barriobajero con noticias de gran alarma social como el crimen de la joven Marta del Castillo o la desaparición de los niños de Córdoba, Ruth y José.
De hecho, esa franja del más puro morbo y del dolor, por ejemplo, de la familia de Marta del Castillo se ha visto superada y traspasada sin la más mínima ética. Hace unos meses surgió una polémica bastante fuerte sobre si programas líderes de audencia como La Noria deberían pagar a delincuentes o familiares por entrevistas en exclusiva.
Tómbola marcó tanto entre las cadenas más comerciales de España –Telecinco y Antena 3– que algunos periodistas del corazón como Jesús Mariñas ha asegurado que dicho programa de Canal 9 fue «la universidad, la catedral y el trampolín de todo lo que se hace ahora».
