El asesino que preside Siria ha aleccionado las tropas que le son fieles, entre ellas los temibles mercenarios de ‘shabbiha’, a que sigan luchando. El genocida Assad ha clamado que “la batalla que está librando el Ejército contra las bandas de terroristas internacionales marcará el pasado, presente y futuro del destino de nuestro pueblo”.
El dictador, que no comparecía en público desde hace dos semanas, y que ha sido acusado por la ONU de ser responsable de ‘genocidio’ y ‘crímenes de guerra’, puede que se refiriese a seguir con la matanza una vez que se ha sabido que es el causante directo de la muerte de más de 18.000 personas en los últimos 8 meses. O puede que animase a los ‘shabbiha’ a no cejar en acciones como las que cometieron en Houla, donde asesinaron a sangre fría a decenas ancianos y mujeres desarmados, además de treinta niños menores de 10 años.
Estos ‘fantasmas’ (por el término ‘shab’, fantasma en árabe) están relacionados con los grupos mafiosos de la región de Latakia, y sus líderes pertenecen al clan de Bashar Al Assad, de hecho sus primos, Monzer y Fauaz El Assad, son dos de los cabecillas de esta organización, en la que hay, también, miembros de las familias Dib y Majlouf, relacionadas con la mujer del tirano.
