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15 años sin aclarar la muerte violenta del joven vigués Ramón Ortega Quina

Las autopsias no concuerdan y la investigación apunta a una agresión

15 años sin aclarar la muerte violenta del joven viguén Ramón Ortega Quina

Durante los últimos 15 años, ninguna investigación real ha aclarado la muerte violenta del joven vigués Ramón Ortega Quina. La única que se inició desde que Ramón, que tenía 21 años, apareció tirado en Torrecedeira la madrugada, del 19 de diciembre de 2008, se cerró sin dar una respuesta a este suceso.

La orden fue dejar de investigar, pese a que las pruebas no sólo no ratificaron las primeras conclusiones policiales, sino que apuntaban a que alguien pudo acabar con su vida.

Autopsias que no concuerdan

Las autopsias que se le hicieron al cuerpo del joven discrepan: así figura en las conclusiones que puede aportar Susana Quina, la madre de Ramón. Lo mismo sucede con las conclusiones de investigadores y expertos que llegaron a decir a Susana que hiciese todo lo posible para no se cerrase el caso.

En este proceso, tampoco se tuvieron en cuenta las declaraciones de los testigos y Susana Quina mantiene que ni siquiera se interrogó a varias personas que podrían haber aportado infomación para saber qué le pasó a su hijo

Insiste en el hecho de que los resultados de las autopsias no coinciden. Así, en una de ellas el forense asegura que Ramón se cayó de espalda, cuando intentaba ‘escalar’ por la fachada hasta un balcón del segundo piso. Su conclusión es que el joven se precipitó impactando contra una cabina de teléfonos-que hace muchos años que ya no está en el lugar- se golpeó en ella y acabó en el suelo, a unos 2 metros de distancia de la misma, con el cuerpo hacia abajo. Este forense afirma que Ramón cayó casi recto, se golpeó las rodillas y se dio de bruces contra la acera.

Otro forense sostiene que la caída fue completamente vertical y se dio con la cabeza contra el suelo, pero no habla para nada de la cabina de teléfono, mucho menos que podría haberse haberse golpeado contra ella. Ninguna de estas dos conclusiones se confirmó con una sola prueba forense.

En el sumario se refleja que la muerte pudo causarla otra persona

El sumario de la investigación no descarta que otra persona hubiese causado la muerte de Ramón. Y va más allá: considera, literalmente, que esta es una posibilidad igual de verosímil que la hipótesis de que Ramón Ortega hubiese muerto a causa de un accidente ‘rocambolesco’. Este sólo se justificaría con la escalada de una fachada; una caída, que no concuerda con ninguna prueba encontrada, y que un de los forenses dice que fue de una manera y otro forense asegura que fue de otra; un golpe contra una cabina, en donde no se encontró rastro alguno, y con un impacto en la acera, que no pudo demostrar ninguna de las pruebas hechas al cuerpo.

La investigación de la brigada científica apunta a una muerte violenta

La familia de Ramón presentó una explicación para la muerte que sí tiene el aval de los miembros de la Brigada de Investigación Científica que vinieron a Vigo desde Madrid.

De acuerdo con esta una versión, que sí se ajusta a las conclusiones de estos últimos especialistas: el joven estaba orinando cuando alguien le golpeó por detrás con tal fuerza que lo dejó en el sitio; primero cayó de rodillas, de ahí las heridas que presentaba en ellas, y luego de bruces contra el pavimento, lo que explica que se le rompiesen los dientes.

Testigos presenciales cuyo testimonio no se tuvo en cuenta

En una grabación de televisión, una mujer asegura que su hijo estaba en el balcón a las 3 de la mañana de aquel 19 de diciembre de 2008…pero esta declaración no se tomó en cuenta: la investigación se cerró asegurando que nadie vio nada, que nadie oyó nada y también se dice que no se encontraron testigos. Ello pese a que Torrecedeira, una calle muy poblada y transitada, está próxima al Puerto, a apenas 100 metros hay varios cruces y el lugar del suceso estaba a pocos pasos de tres bares y cafeterías.

Buenas palabras y ninguna acción real

La familia de Ramón no volvió a tener noticias de las autoridades que prometieron toda su ayuda. La mayoría hace años que la mayoría dejaron sus puestos para ocupar otros. A todos y cada uno la madre de Ramón les ha pedido que hagan algo para aclarar la muerte de su hijo. No hubo respuesta. Todos se ocultaron tras la burocracia o la falta de competencia’. Hoy hay dos personas, Pedro Blanco, delegado del Gobierno en Galicia, y Abel Losada, nuevo subdelegado del Gobierno en la provincia de Pontevedra, que pueden hacer algo: reabrir el caso y cerciorarse de que se agotan todas las vías de investigación para explicarle a Susana como murió su hijo.

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