Un cura de una parroquia del centro de Lugo pilló a un ladrón que había entrado en la Iglesia cuando estaba forzando un cajón en la secretaría, el sacerdote no lo dudó y forcejeó con el ladrón y rogó encerrarlo hasta que llegó la Policía.
El cura dijo que él no se puso nervioso en ningún momento y que el que estaba nervioso era el caco, que tiene numerosos antecedentes policiales y fue puesto a disposición judicial.