Ciencia y Tecnología

Científicos españoles crean una técnica que permite actuar con éxito tras sufrir un infarto

La Sociedad Europea de Cardiología ha incluido en sus nuevas guías de actuación ante un infarto agudo de miocardio una nueva forma para abordar esta dolencia en sus fases iniciales. La misma se basa en perfusión fármaco-mecánica, que combina la angioplastia primaria y la trombólisis, cuya eficacia ha sido probada y demostrada por científicos de la Red de Española de Investigación Cardiovascular (RECAVA).

En las primeras etapas del infarto es cuando se producen más de la mitad de los fallecimientos, de ahí que los investigadores españoles crearán un Grupo de Análisis de la Cardiopatía Isquémica Aguda (GRACIA) para buscar nuevas formas de tratar los infartos en estas fases más iniciales, sobre todo en aquellos casos en que el paciente no tiene acceso inmediato a tratamiento médico.

La actuación ideal del infarto agudo de miocardio es la apertura de la arteria responsable mediante una angioplastia implantando un ‘stent‘ una técnica eficaz que, para ser efectiva, debe realizarse entre 90 y 120 minutos desde el primer contacto médico, por un equipo muy experto y en hospitales con dotación tecnológica adecuada, de ahí que por motivos logísticos solo pueda aplicarse en menos del 30% de los casos.

Otra posibilidad es administrar un fármaco que abra la arteria responsable y disuelva el coágulo que la ha atascado, la llamada trombólisis, cuya ventaja es que puede administrase muy fácilmente en cualquier nivel asistencial (ambulancias, centros de salud, domicilio, etc), incluso por personal paramédico.

Los investigadores españoles del equipo GRACIA han sido pioneros en desarrollar una estrategia que combina los beneficios de las dos técnicas, la angioplastia primaria y la trombólisis, lo que se conoce como reperfusión fármaco-mecánica.

Esta técnica consiste en que, cuando en el primer contacto el médico detecta que la logística del momento impide la realización de una angioplastia como primer tratamiento, se administra el trombolítico ‘in situ’ y se envía al paciente a un centro con la tecnología necesaria para hacer una angioplastia complementaria con ‘stent’, lo que puede diferirse entre 3 y 24 horas desde la administración del trombolítico.

Este margen permite que el traslado del paciente pueda hacerse en condiciones no urgentes recorriendo sin riego incluso grandes distancias.

 

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