Una lluvia de apelaciones. Es lo que ha provocado la condena a muerte del mexicano Humberto Leal, juzgado por la violación y el asesinato de una adolescente en Texas de 16 años y que a las 18 horas debería recibir la inyección letal que acabaría con su vida. Sin embargo, su condición de mexicano ha provocado que hasta Obama y el Gobierno de México pida clemencia, teniendo en cuenta que se podrían poner en peligro las relaciones con el país vecino al representar a los cientos de extranjeros arrestados en Estados Unidos o a los estadounidenses en el extranjero.
Los abogados de Leal, de 38 años, alegaron en una audiencia de apelación ante la Corte Suprema además de que no cometió el delito que en ningún momento los agentes advirtieron al mexicano de que bajo tratado internacional podía buscar asistencia legal con su país.
Un caso que ha causado importantes tensiones diplomáticas y que aún tiene por delante unas tensas horas, ya que el lunes la Junta de Indultos y Libertad Condicional de Texas negó el aplazamiento o la conmutación de la pena, una decisión que queda ahora en manos del gobernador del Estado, Rick Perry. Obama también solicitó a la Corte Suprema que se aplazara seis meses la ejecución para estudiar una ley que permitiría revisar los casos de extranjeros para determinar si la falta de ayuda consular acabaría con una sentencia diferente.
