JOSÉ MANUEL PENA/ Nunca es tarde para manifestar públicamente la indignación por la grave situación económica y social del país. Así es de agradecer que miles de jóvenes, y no tanto, tomaran varias plazas de nuestras ciudades para demandar una Democracia real, donde todos tengamos los mismos derechos y obligaciones. Las movilizaciones y concentraciones pacíficas son un ejemplo de seriedad y responsabilidad y debe servir de llamada de atención para todos los responsables políticos, independientemente de su ideología.

Desde luego que hay otra manera de gobernar y hacer política, prueba de ello son los recientes resultados electorales, donde el PSOE sufrió una bajada espectacular en el número de sufragios. El talante Zapatero ya no es suficiente para sacar a España de la crisis y el actual presidente del gobierno se marchará, más pronto que tarde, pero los militantes, simpatizantes y votantes, muchos de ellos fieles, se quedaran y necesitaran una inyección de ilusión y un proyecto de futuro que pueda sacar a miles de ciudadanos de la miseria económica. Para eso es necesario que se abra una crítica constructiva dentro de las propias bases del partido.

Se hace necesario una mayor reflexión y humildad dentro de la propia militancia socialista para analizar la actual situación y adoptar las medidas pertinentes para evitar el próximo fracaso que se avecina. Sin duda alguna, España necesita de un partido socialista activo y eficaz pero que “gobierne” para afrontar la creación de empleo, la reforma electoral, la corrupción política, el derecho a la vivienda y un largo etcétera de demandas que proponen los jóvenes que integran las diversas plataformas en favor de una Democracia real.

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