MARY FERNÁNDEZ/ Para variar, cuando hay una catástrofe impresionante, en la que uno puede ver en vivo y en directo como un montón de seres humanos quedan enterrados por una ola gigante y llena de escombros, los que por un lado se esmeran en hacernos presentes y participes de todo el drama, por otro parece que no explican mas “detalles” de las consecuencias del mismo ni que actuaciones ejecutan al respecto. Si la consigna es callar y ocultar hechos para no asustar, recordarles que ya somos mayorcitos y que asusta mas lo que no se sabe pero se intuye o elucubra.

Las actitudes de los responsables y supuestos entendidos en el tema, no parecen ser consecuentes con la prioridad de acudiren inmediato auxilio de la zona y personas afectadas, con todos los medios y eficacia posibles. Recordando que, en este caso, la zona es la Tierra y los perjudicados todos los que estamos en ella.

Tampoco se observa intención de  hacer un exhaustivo reconocimiento, ni siquiera amago, de culpas y meteduras de pata varias, por parte de los que aplican políticas que parecen hechas por alguien al que le importa un pito lo que suceda con sus congéneres y Naturaleza en general, aunque tengan estas  indescriptibles y televisadas consecuencias . Esto en caso de que quien planea muchas de estas políticas, sea un congénere de algo o de alguien que no sean unos pingües beneficios y un balance anual con mucho superávit. Seguramente, dirán, “no es el momento”, “ahora prima la ayuda a la zona”, “se tratara la cuestión nuclear incrementando seguridades”……

El mea culpa brilla por su ausencia y nadie reconoce, y menos legisla de urgencia, el desmantelamiento del peor problema añadido a una catástrofe que incluye un mega terremoto, un tsunami arrasador y una amenaza-realidad radiactiva dirigida hacia todo el planeta.

De todo este escenario APOCALIPTICO (como no soy política ni hipócrita lo digo con mayúsculas), lo peor no es la parte de la Naturaleza con su terremoto y consiguiente maremoto, es la parte estúpida de la naturaleza humana que no pudo haberlo hecho peor empecinándose en mantener unas centrales nucleares, ya de por si un peligro constante en cualquier sitio que se instalen, cuando más en una zona sísmica donde las haya. Y lo peor del asunto es que insisten en vendernos que son necesarias, si queremos mantener el Style Life consumista y derrochador de energías. Ni ellos mismos se creen tal cosa, salvo por el detalle de que es bueno mantenernos en esa creencia por aquello de las cuentas de resultados.Nadie en su sano juicio, imaginándoselo antes y viéndolo televisado ahora, puede tener ganas de mantener ningún tipo de sociedad conviviendo con esta monstruosidad impredecible, por muy rentable que sea porque, a ver donde quedo la rentabilidad con esta catástrofe cuando vamos a estar siglos pagándola. Esto sí que es una hipoteca sin suelo, sin techo y de vértigo que seguirán pagando nuestros tataranietos. Y no hablemos de residuos almacenados en grutas o en las fosas marinas. Mejor no, no hablemos.

Ahora, cuando la marea radiactiva está invadiendo la cadena alimentaria vía pulpos, merluzas, calamares… que pesca y exporta Japón, la Unión Europea, “velando” como siempre por los intereses de esos ciudadanos que ni escogieron ni otorgaron atribuciones plenas a ese gobierno comunitario (se escogieron y se las adjudicaron ellos, a lo Juan Palomo), no se le ocurre otra cosa que subir al doble los niveles de radiación permitidos en los bienes y alimentos que vienen de este país.  Por lo que hay que tener en cuenta la siguiente formula vital: Merluzas fluorescentes + Políticos financieros = Sushi chungo.

Nunca aprenderemosDespués de la introducción en el tema catastrófico nuclear en tiempos pacíficos por parte del  accidente de Harrisburg, seguimos in crescendo con Chernóbil. Algo debió de señalarnos donde estaba Wally pero, como no hicimos caso, ahora tenemos a Fukushima. Conociendo algo a los de mi especie y, como no hay tres sin cuatro, iremos a por el cuarto.Por la parte que nos toca pues tenemos números en la rifa, por ejemplo ¿podría ser Garoña, gemela de Fukushima? por citar una que se iba a cerrar, pero que se mantiene con todas las bendiciones parlamentarias. Con el agravante de que la competencia nacional, con respecto a la japonesa, es como comparar una escopeta de feria con un Sistema sofisticado de lanza misiles.

Además el ínclito Rajoy y sus muchachos, ahora que tienen posibilidades de ponerse en el “candelabro”, y ahí les reconozco que son coherentes con sus ideas, ya están diciendo de sacrificar seguridad por negocio (camuflado de mantenimiento de bienestar abaratado, sentados en un barril de pólvora), quedando a lo que digan, eso sí, los del Consejo de Seguridad Nuclear y sus ¿expertos? Sí, esos mismos que permitieron poner unas cuantas Centrales Nucleares encima de una falla que forma parte del inestable Cinturón de Fuego.

Espero que después del Sushi chungo, no tengamos que lamentar el Jamón de Plutonio, entre otras posibles delicatesen.

 

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