La Policía holandesa ha encontrado a cuatro recién nacidos muertos y metidos en cuatro maletas en un desván de una casa de la localidad de Nij Beets. Los agentes detuvieron horas después, tras comprobar el ADN de los pequeños, a su madre, una joven de 25 años, que, tras asegurar, primero, que los había dado en adopción, reconoció después que estaban muertos.
La mujer, que vivía con sus padres y su hermana, que negaron estar al corriente de lo sucedido, era sospechosa de los hechos después de que una vecina asegurase a las autoridades que la había visto embarazada en varias ocasiones aunque nunca llegó a conocer a los bebés.
También el dentista para el que trabajaba, declaró que había estado encinta en dos ocasiones pero que le aseguró que ejercía como madre de alquiler.