Cada vez son más precoces. Los médicos comienzan a ver casos de desórdenes de conducta alimentaria ya en jóvenes gallegos de 11 y 12 años, una edad similar a la de ‘debut’ que en el resto de España. Y en Galicia se descubren cerca de un tres por ciento de nuevos casos de bulimia cada año, un poco por encima de los diagnosticados de anorexia. El problema es que el 30 por ciento de estos casos se cronifica y no llega a curarse nunca, sin tener en cuenta las numerosas recaídas.
En Galicia, estas patologías se tratan en las unidades de salud mental infanto-juvenil, además de en la Unidad de Desórdenes Alimentarios de Santiago, una unidad de referencia para toda la comunidad y que siempre está al completo. El tratamiento suele durar unos dos años a los que hay que sumar otros cinco de seguimiento antes de dar el alta. Y es que, multiplicado por 10 en los últimos años, estos desórdenes alimentarios son la tercera enfermedad entre los adolescentes después del asma y la obesidad.
Si tienes dudas se que alguien padece alguna de las variantes de esta enfermedad, los síntomas lo delatarán: pérdida de peso significativa que no suelen reconocer, una excesiva preocupación por el aspecto físico, cambios en la conducta social, bajada en el rendimiento escolar o cambios de humor bruscos.
