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El ‘Prestige’ no nos ha enseñado nada

El 19 de noviembre se cumplen siete años del accidente.
El 19 de noviembre se cumplen siete años del accidente.

Han pasado siete años desde la mayor catástrofe ecológica en las costas gallegas y parece que las administraciones han aprendido poco o casi nada. A unos meses de que empiece el juicio por el accidente del Prestige, un estudio realizado por la Universidad Carlos III de Madrid asegura que las políticas públicas de prevención y lucha contra la contaminación marina por vertidos apenas han cambiado.

A cuatro días del aniversario del siniestro, que tiñó de negro las costas de España, Francia y Portugal, el estudio ‘Catástrofes y cambio de políticas públicas. Prestige seis años después. Un análisis de marcos interpretativos’ analiza los discursos dominantes en las políticas anticontaminación, cómo se define el problema, qué se identifica como la causa, cómo se localiza geográficamente y a quienes se considera responsables, además de las soluciones propuestas o los destinatarios.

Y no han encontrado demasiadas diferencias. Un claro ejemplo de ello fue el accidente del buque Sierra Nava, de bandera panameña, a apenas 20 metros de la playa en las costas de Algeciras en enero de 2007, que permaneció meses encallado, perdiendo combustible y, por consiguiente, contaminando la zona. Algo que puso en evidencia la facilidad con la que un vertido es capaz de arruinar un ecosistema, las deficiencias de algunos barcos de transporte internacional a los que se les permite seguir navegando, la escasez de medios en la lucha contra la contaminación y la lentitud en la respuesta de las autoridades.

La modificación de las exigencias en el transporte del petróleo por vía marítima ha contribuido a mejorar ligeramente la situación, pero el estudio sugiere que sería más efectivo poder actuar a través de diferentes políticas públicas interrelacionadas. Y para ello sería  necesario que los marcos legales fueran más consistentes en la relación entre diagnóstico y pronóstico; que las voces de los movimientos sociales, científicos y expertos en medioambiente fueran más escuchadas; y que los habitantes de las zonas costeras (armadores, extractores, transportistas y comercializadores de hidrocarburos, incluidos) fueran considerados tanto afectados como responsables del problema y como los que tienes que actuar para solucionarlo. La investigación también destaca que si se tuvieran más en cuenta las opiniones y textos de los científicos se facilitaría la resolución de estos problemas, ya que tienen una visión más comprensiva de las causas y soluciones de estas catástrofes medioambientales.

El 38 por ciento de la contaminación marina por hidrocarburos proviene del propio consumo de hidrocarburos (descargas desde tierra que acaban en el mar y pequeños derrames de los buques no petroleros) y que sólo el 8 por ciento de esa contaminación se debe a accidentes de buques petroleros, según datos manejados por los investigadores.

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