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Los artesanos pagan la crisis con el ‘impuesto revolucionario’

Un puesto en la Arribada
Un puesto en la Arribada

Septiembre cierra la temporada alta de los artesanos. Desde abril, estos artistas hacen una vida nómada, recorriendo todas las fiestas de Galicia y de fuera de nuestra comunidad.
Sin embargo, este año no ha sido bueno para casi ninguno, a la crisis, que ha mermado sus ventas en más del 50%, se suman los precios abusivos que deben pagar a las diferentes organizaciones para poder participar.
Nazareno es un ejemplo, viene de Rosario (Argentina) en abril y se va en septiembre, ésta es su quinta temporada en Galicia y ve cómo cada vez aumentan los precios para participar. Lo cierto es que la mayoría de los que recorren Galicia son sudamericanos o franceses.
Los ayuntamientos son los que regulan, en muchos casos, las normas y tarifas para poder asistir. En ese caso, las bases de la fiesta son claras, y el proceso de adjudicación es transparente. Sin embargo, cada vez es más habitual que los concellos subcontraten la organización de eventos a empresas especializadas, en estos casos, no sólo aumenta el canon para poder asistir, sino que la concesión de un puesto no se sabe a qué criterios responde, ya que son ellos los que se ocupan de ‘reclutar’ a sus artesanos, dejando a muchos fuera (caso de la medieval de Redondela, entre otras muchas). Así, la picaresca ha hecho nacer en los últimos años el negocio de exprimir al artesano y ganar dinero a costa de él.
Lo grave es que tienen dos opciones, pasar por el aro de pagar un precio abusivo y trabajar con tranquilidad, o instalarse de manera clandestina arriesgándose a que los echen con una multa bajo el brazo.
Lo paradójico es que son precisamente ellos los que hacen posible las fiestas, ya que ferias como las medievales, tan de moda ahora, se basan en la instalación de tenderetes.
Aqui van los ejemplos más significativos:

  • Ribadavia, ‘Festa da Istoria’, el negocio del siglo
    Festa da Istoria
    Festa da Istoria

Presume de ser la fiesta medieval pionera en Galicia. Durante más de 10 años, pagaron a los artesanos por participar y hacer posible el evento, incluso se les abonaba a mayores la gasolina y la comida. Poco a poco se fueron recortando estas ‘prestaciones’ hasta que, de golpe y porrazo, exigieron 50 euros (es sólo un día) a todo artesano que quisiése acudir. Por si fuera poco, recaudan el 10% de todas las transacciones que se hacen en la feria, ya que obligan a comprar con maravedíes. La cuenta es simple, por 20 euros te dan 18 maravedíes, se quedan con 2 euros. Para rematar, el puesto se solicita por teléfono a un particular (responsable de la organización) que pasados unos días te devuelve la llamada diciéndo si lo aceptan o no. No ponen el tenderete.

  • Baiona, ‘Arribada’, cara pero transparente
    Cartel de 2009
    Cartel de 2009

Esta feria medieval la organiza directamente el ayuntamiento de una manera transparente. A través del Registro, cuando se abre el plazo, se solicita participar. Un día determinado se hace un sorteo público en el Concello para otorgarlos. Son 2 días de fiesta, cuesta 100 euros, muchísimo para alguien que vende pendientes a 4 euros, “pero por lo menos, las bases son claras y te ponen el puesto”, dice Laura, una artesana.

  • Vigo, ‘Reconquista’, mucho que aprender…

Este es un caso real de artesanos que no quieren dar el nombre por miedo a que no se les deje participar el año que viene. La pasada edición fueron en plazo a la oficina de la Asociación de veciños do Casco Vello, quienes la organizan, allí no había nadie. “Se les llamó por teléfono mil veces y cuando por fin contestaron la respuesta fue ‘no es posible, el plazo acabó hoy´”, relatan. Finalmente, conseguir el puesto fue tan ‘sencillo’ como pedirle a un amigo de la asociación que lo solicitase (a sólo 3 días del evento). “Iso demostra que lle dan o posto a quen coñecen, sen adoptar ningún tipo de criterio”, señalan. Son 40 euros por 2 días.

  • Mercado Medieval de Mondoñedo, las cosas bien hechas

Igual de transparente que la Arribada pero con un precio razonable: 10 euros por metro instalado. En el Concello no buscan tajada de la instalación de artesanos porque saben que son los que le dan vida a la fiesta, como ellos mismos reconocen.

  • Ortigueira, Festival de Folk, de pena

50 euros por un sólo metro ya lo dice todo, pero lo peor es la falta de respeto al artesano: no se les permite bajar con el coche hasta su puesto para poder instalarlo ni recogerlo, pero es que tampoco se les facilita un sitio donde aparcar, por lo que muchos tienen que caminar kilómetros cargados con la mercancía y el propio puesto. Los artesanos que se lo pueden costear alquilan un stand de 400 euros, con el riesgo que asumen, ya que, este mismo año, muchos acabaron Ortigueira con deudas.

Las fiestas organizadas por empresas privadas son más escandalosas en cuanto al ‘impuesto revolucionario’ (así  le llaman los artesanos) y el oscuro proceso de adjudicación.

Muchos han empezado a revelarse y piden un “plantón general” ante determinados eventos para impedir que se celebren en condiciones de tanta desventaja para ellos.

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