Son una de sus mujeres, una hija de unos 13 años y otra decena de menores, con los que todavía se está buscando vínculo. Estaban en la casa en la que las fuerzas de seguridad estadounidenses abatieron a Osama Bin Laden, en un complejo residencial de lujo en la localidad paquistaní de Abbottabad, y allí se quedaron después de que las fuerzas especiales de EEUU se fueran con el cadáver del propio líder de Al Qaeda y el de uno de sus hijos.
En la casa quedaron cuatro cuerpos y una docena de personas vivas, que han quedado al cargo de las autoridades de Pakistán. No saben si extraditar, reubicar o acoger a la familia, dado a que podría herir sensibilidades en algunos estamentos islamistas. Incluso se han planteado la posibilidad de dar a los menores en adopción.
Las autoridades paquistaníes están estudiando las posibles nacionalidades de cada uno de ellos y la posibilidad de que tengan algún tipo de antecedentes para decidir cuál será el siguiente paso.
