Cuba está en plena ‘actualización del socialismo’. Aunque haciendo malabarismos para evitar cualquier terminología que pueda sonar a capitalista. Raúl Castro ha abierto la puerta al ‘cuentapropismo’, que no viene siendo otra cosa que dejar que los cubanos emprendan negocios privados, algo a lo que muchos se verán abocados al suprimir medio millón de puestos de trabajo en la Administración.
Eso sí, sólo podrán elegir de entre una lista de 124 oficios y tendrán que pagar impuestos: el 25 por ciento de su salario. Además, habrá que declarar las ganancias y pasar por caja: darán el 40% de sus ingresos en restaurantes, el 25% de los artistas y el 20% del que alquile una vivienda o algún local. Se calcula que el año que viene 250.000 personas podrían tener algún negocio en un país en el que faltan técnicos y trabajadores manuales. Y se podrían recurrir a los microcréditos facilitados por la Unión Europea para montar estos negocios.
Otra de las medidas que podrían tener un gran impacto en la isla es la desaparición de la cartilla de racionamiento, que lleva distribuyendo víveres y productos agropecuarios casi medio siglo. El año que viene ya no ofrecerá café, huevos, pasta ni artículos de higiene personal.
