Discutieron y la cosa acabó como el rosario de la aurora. El hombre, de 44 años, mató con una escopeta de caza a su tío, al que disparó dos veces, y después se suicidó en el domicilio familiar en Arzúa. La Guardia Civil ya ha abierto una investigación para averiguar qué llevó al hombre a acabar con la vida de ambos, aunque todas las líneas apuntan a posibles problemas psiquiátricos por depresión de los que se encontraba en tratamiento el presunto asesino.
Junto a tío y sobrino también vivía la madre del presunto asesino, de 77 años viuda desde hacía una década. Al llegar a casa después de que las víctimas le dijeran que fuera a echar de comer a las gallinas se encontró con la puerta cerrada y, cuando intentaban subir por una ventana para ver qué pasaba tras pedir ayuda a un vecino, escuchó los disparos.
En el pueblo nada hacía prever un desenlace así, ya que aseguran que la familia se llevaba bien, no vivía en una zona aislada ni tenía una situación conflictiva en casa. Incluso el sábado el autor de los disparos fue hasta Pontevedra a comprar unas plantas para su nuevo invernadero.
