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Greenpeace advierte: la ayuda generalizada al carburante beneficia a las rentas más altas

Debe limitarse a los hogares que no llegan a fin de mes

Greenpeace advierte: la ayuda generalizada al carburante beneficia a las rentas más altas

En respuesta al Plan de choque contra el impacto económico y social de la guerra presentado por el Gobierno, Greenpeace considera que se precisan medidas de choque temporales para aliviar la situación de hogares y pequeñas empresas, pero lamenta la poca implicación de las empresas que se están beneficiando de esta crisis.

Un sistema 100% renovable y eficiente

La ONG pone énfasis en la temporalidad de las medidas y reitera la necesidad de soluciones urgentes y verdaderamente efectivas en el medio plazo para acelerar la transición energética hacia un sistema 100% renovable y eficiente. 

Acelerar la transición es imprescindible para afrontar la emergencia climática y permitiría acabar con la dependencia actual de los combustibles fósiles y la energía nuclear que financian la guerra y asfixian a la ciudadanía.

Medidas para aliviar la carga de familias y autónomos

“La subida imparable del precio de la energía y los combustibles, la propagación de la inseguridad alimentaria y el aumento de la inflación nos dan de bruces con la realidad de los límites de nuestro modelo y nos hacen sentirnos vulnerables aquí y ahora”, ha declarado la responsable de Incidencia política de Greenpeace.

Alicia Cantero añade: “en este momento se necesitan medidas de choque para aliviar la carga que numerosas familias, pequeñas empresas y autónomos están sufriendo por el elevado coste de la energía, pero no nos podemos quedar ahí: ahora es más importante que nunca no seguir cayendo en la trampa de los combustibles fósiles y establecer medidas estructurales que nos permitan liberarnos de su dependencia y de sus consecuencias ambientales y sociales”.

Cualquier ayuda a los combustibles debe limitarse a los hogares donde los altos precios impiden llegar a fin de mes

Ayudas a carburante

La bonificación mínima del carburante de 20 céntimos en cada litro ofrecida al sector transporte se extiende a todos los consumidores hasta el 30 de junio (el Gobierno asumirá la mayor parte de esta subvención, el triple que las petroleras). Greenpeace advierte que las bonificaciones generalizadas y sin criterios de renta hacen prever que sea la población más rica quien más se beneficie de estas ayudas, puesto que son las rentas altas quienes más utilizan el automóvil en sus desplazamientos.

La organización también señala que la subvención directa de carburantes va en contra del compromiso climático expresado por el Gobierno y lanza un mensaje equivocado: mientras que otros países optan por dar alternativas al coche potenciando el transporte público con más recursos y tarifas especiales, en España los fondos públicos se destinan a que sigamos moviéndonos en coche a toda costa.

Cualquier ayuda a los combustibles debe limitarse a los hogares donde los altos precios impiden llegar a fin de mes, pues son los más perjudicados por un modelo que durante años nos ha hecho a la ciudadanía fuertemente dependientes del coche.

Medidas para contrarrestar la subida de los precios de la energía

Greenpeace considera que el tope del precio del gas aprobado por el Consejo Europeo es una medida temporal destinada a rebajar la inflación que no resuelve el problema estructural de un mercado de precios diseñado para beneficiar al gas, y que impide que el  bajo precio de las renovables y sus beneficios sociales y ambientales repercutan en los consumidores finales.

La organización también señala que esta medida continúa beneficiando a las eléctricas y finalmente el Estado y por tanto los contribuyentes  pagarán el extracoste. Greenpeace lamenta que el Gobierno haya incluido solo a las energías renovables para aportar liquidez a la hora de financiar las medidas de reducción de la factura eléctrica de las personas consumidoras y sin embargo no haya minorado los beneficios “caídos del cielo” de las demás tecnologías (nuclear e hidráulica), que están recibiendo beneficios extraordinarios por el elevado precio del gas, medida repetidamente demandada por Greenpeace y otros colectivos del sector. 

Población más vulnerable

La organización considera positivas las medidas dirigidas a proteger a la población más vulnerable como la prórroga hasta el 30 de junio del descuento del 60% en el bono social eléctrico para colectivos vulnerables y del 70% para vulnerables severos o la ampliación  del presupuesto para el bono social térmico que ya se había duplicado hasta los 200 millones. Greenpeace señala que difícilmente tendrá éxito mientras no se agilicen y automaticen los farragosos trámites burocráticos.

El tope al precio del gas es una medida temporal que continúa beneficiando a las eléctricas y finalmente el Estado y por tanto los contribuyentes  pagarán el extracoste

Aislamiento de viviendas

Son indispensables ayudas urgentes para mejorar el aislamiento de las viviendas y la sustitución de calderas de gas por sistemas de renovables que independicen los hogares, sobre todo los más vulnerables, de los volátiles precios del gas fósil, tal y como ha pedido Greenpeace en su manifiesto “Calefacción renovable para todas las personas”.

Por último la organización celebra la convocatoria de una nueva subasta de energías renovables, para la que ha requerido reiteradamente asegurar reservas para la participación ciudadana así como criterios sociales y ambientales para los proyectos ganadores. 

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