Un despiste del maquinista. Esa fue según las conclusiones de la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAF), dependiente del Ministerio de Fomento, la causa del accidente ferroviario de Porriño.
El 9 de septiembre de 2016 el Tren Celta, procedente de Vigo y con destino Oporto, descarriló cerca de la estación de Porriño, un accidente en el que murieron 4 personas y casi 50 más sufrieron heridas de distinta gravedad.
El tren circulaba, según los datos que ha considerado esta Comisión, a 110 km/h a pesar de que las señales del sistema de seguridad ASFA indicaron al maquinista-un profesional con 21 años de experiencia que también murió en el accidente- que debía ir a 30 km/h.
¿Por qué esta reducción de velocidad?, pues porque se hicieron cambios después de que el día anterior se hubiesen detectado fallos de ‘comunicación’ a la altura de Porriño.
Los miembros de la CIAF indican que el registro sindica que el sistema de seguridad recibió las indicaciones y que también las reconoció el maquinista, algo que establece el hecho de que en los tres segundos siguientes al envío de la señal no se activase en freno de emergencia.
No hay pruebas tangibles
Pese a todo ello, los miembros de esta comisión reconocen que no había grabaciones de la cabina, por lo cual no pueden saber exactamente qué pasó. El hecho de que no hubiese fallos en el propio tren, tampoco en las vías ni en la señalización dejan como única opción la “posible distracción” del maquinista.
Esta hipótesis es, a su juicio, “la única explicación verosímil” del accidente…eso sí: “no ha podido ser demostrada de forma categórica”.
