Habrán sido las circunstancias de la carrera o lo que sea, pero lo que ha pasado este domingo en el Gran Premio de Hungría de Fórmula 1 es que el McLaren de Fernando Alonso, que ayer mismo llegó empujado por el piloto a su box, ha entrado en la meta entre los primeros. Alonso, incluso, ha podido adelantar a alguien, a Carlos Sainz, valiéndose de que llevaba gomas blandas y de que el Toro Rosso es poco fiable-Saínz ha tenido que abandonar, finalmente-, pero el caso es que un McLaren ha podido adelantar a alguien y en carrera.
Por delante, la vida no sigue igual, es más, no sigue ni parecida: el Mercedes de Hamilton no ha llegado el primero, sino que tras hacer una salida espantosa ha acabado yéndose, a las pocas curvas, fuera de la pista y diciendo ‘adiós’ a una carrera en la que se jugaba el liderato del Mundial de pilotos que, tras este gran premio, ha durante muchas vueltas ha pasado a manos de su compañero de escudería, Nico Rosberg.
La victoria, en contra de lo que se esperaba ha sido para un Ferrari, el de Sebastian Vettel, que ha dedicado el triunfo a Bianchi,-seguido de los dos Red Bull. los de Kywatt y Ricciardo– que ha sabido mantener la calma mientras sus rivales-en especial Hamilton-o perdían la calma o, sin más, se conformaban, como Rosberg.
Quien no se conformó, ni con el coche tocado por todos los lados, fue Daniel Ricciardo, a quien no le ha influido quedarse sin parte del alerón delantero, se ha ido a por Rosberg sin dar tregua y controlando un Red Bull que, en esas condiciones, parecía no sólo quedarse sin opciones, sino difícil de mantener en pista, ha acabado tocándose con el alemán que ha pinchado y que se ha despedido de ponerse al frente de la clasificación provisional del campeonato.
