Fernando Alonso empujando el McLaren resume perfectamente lo que está siendo esta temporada para el piloto asturiano. A mitad de la competición, solo ha sumado un punto, no se ha metido una sola vez en la Q3, ha tenido que abandonar seis veces, el coche no solo no es competitivo, tampoco es fiable, no corre, gasta demasiada gasolina, machaca los neumáticos y tampoco clasifica.
Este domingo, en Hungaroring, escenario del Gran Premio de Hungría, el McLaren se ha quedado sin sistema eléctrico y Alonso se ha bajado y lo ha empujado, convencido de que podría llegar a boxes y esperar que hiciesen algún apaño, otro, que le permitiese acabar la Q2.
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Tenía que hacerlo así porque, según el reglamento, para que el coche pueda volver a la pista debe entrar rodando en el garaje. Por ello, Fernando no se lo ha pensado y, a pesar de que la temperatura en la pista en ese momento se acercaba a los 50 grados, ha empezado a empujar el coche solo y luego ayudado por varios comisarios de pista, camino de la entrada del pit lane.
Sin embargo su esfuerzo no ha servido de nada: no ha podido volver a la clasificación, lo mismo que su compañero, Jason Button, que también ha sufrido problemas en el sistema eléctrico que le han causado una pérdida de potencia dejándole fuera de juego ya en la Q1.
En el mundo real, la vida sigue igual: Lewis Hamilton se ha hecho con la ‘pole’ por novena vez este año, por delante de Nico Rosberg-completando un nuevo doblete de Mercedes- y del Ferrari de Sebastian Vettel, que parece darle la razón a Fernando Alonso…y a Ayrton Senna, “el segundo solo es el primero de los perdedores”.
