Antonio Valero, concejal de Festejos de la localidad murciana de Jumilla ha topado con la Iglesia y con el tufo a rancio. No se le ocurrió otra cosa que ir, el domingo pasado, a una ‘procesión’ que organizaba su concejalía, disfrazado de virgen…y se ha montado la de Dios.
El primero en poner el grito en el cielo- no hemos podido confirmar si también lo puso ante los casos de pederastia denunciados y admitidos en el seno de la Iglesia– fue el párroco, el padre Hernández, quien no solo ha calificado que se trató de una “irreverencia y una falta de respeto a la Iglesia”, sino que pidió la dimisión de Valero.
A dicha petición se sumaron los miembros de la Junta Central de Hermandades de Semana Santa -¿alguien puede decirnos si se convocan elecciones generales para elegir esta ‘junta’?-, su presidente declaró que lo que ha hecho este concejal, “ha sido herir la sensibilidad de los creyentes y cristianos” e incluso reprochó su gusto carnavalesco, “no entiendo que habiendo tantos disfraces para elegir, el concejal de Festejos se decantanse por el de una Virgen en procesión”.
Como si todavía anduviese el Caudillo entrando bajo palio en las catedrales, aclamado por cardenales y obispos, Valero convocó una rueda de prensa para pedir “disculpas a todas las personas que se hayan sentido ofendidas” y se justificó: “no era esa mi intención”. Además, en contra de lo que es costumbre entre los políticos españoles – que no dejan el cargo ni por María Santísima- el concejal puso su cargo a disposición del ayuntamiento siéndole aceptada la renuncia.
