Cultura

50 años del asesinato de Kennedy

Este viernes se cumplen 50 años del asesinato del presidente norteamericano John Fitzgerald Kennedy, abatido a tiros a las 12,30 -hora local- cuando circulaba en el coche presidencial por la Plaza Dealey, en Dallas.
http://www.youtube.com/watch?feature=player_detailpage&v=V-LA0ypFXig
Cincuenta años después, tras incontables tesis y estudios, teorías y películas sobre el magnicidio, la muerte y la vida de JFK sigue despertando un enorme interés, tanto que más de la mitad de los norteamericanos, medio siglo más tarde, no se creen la versión oficial – contenida en las conclusiones de la ‘Comisión Warren’– que dejó importantes preguntas sin contestar, entre ellas el paradero de la segunda películaademás de la de Zapruder , grabada desde el otro lado de la calle por una mujer cuya identidad nunca fue descubierta; si hubo un segundo tirador, además de Oswald – o al margen de él – como aseguraron ante el Comité Selecto de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos sobre Asesinatos (HSCA), en 1976, hasta una veintena de testigos y otros 35 más en respuesta a las preguntas de los miembros de la ‘Comisión Warren’, apenas diez meses después de la muerte del Presidente: todos ellos presentes en el asesinato afirmaron que se habían producido disparos de frente a Kennedy o desde uno de los lados del coche en el que viajaba.

Los ‘1000 días de Kennedy’ en la Casa Blanca estuvieron llenos de sucesos, casi desde el mismo día de su elección, por un margen muy estrecho de votos sobre Richard Nixon, y con acusaciones de que el dinero de su padre, Joe, y un arreglo de este con la ‘Mafia’ le habrían permitido ganar en dos estados claves. A ello siguieron la crisis de los misiles de Cuba, el fracaso de la invasión de la isla y el desastre de Bahía de Cochinos; el comienzo de la carrera por conquistar el espacio o el movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos, que el presidente apoyó aunque no pudiera ver en vida aprobada la legislación sobre esta materia.

A todo ello se suman sus ya conocidas ‘costumbres sexuales’, que no dejó de practicar en la Casa Blanca ni durante toda su Presidencia, y de las que se sabe que implicaron a decenas de mujeres, algunas tan conocidas como Marilyn Monroe, Angie Dickinson, Shirley MacLaine, Liz Taylor, Marlene Dietrich o Zsa Zsa Gabor, además de otras más ‘peligrosas’ como Judith Campbell Exner, entonces amante del padrino de la Mafia Sam Giancana.

También se mantuvieron en secreto sus muchos problemas de salud, desde el ‘Mal de Addison’, disfunción de las glándulas suprarrenales, uno de cuyos síntomas es el oscurecimiento progresivo de la piel, que le obligaron a tomar esteroides durante años, cuando era congresista, luego senador y en la Casa Blanca; sus hospitalizaciones, hasta nueve, en secreto, entre 1955 y 1957, los dolores constantes que no lo dejaron ni un momento hasta el final de su vida: tras su muerte se supo que a veces no podía subir más que unos cuantos escalones, tampoco podía agacharse para ponerse los calcetines y que su medicación diaria incluía analgésicos para la espalda, antiespasmódicos para la colitis, antibióticos para infecciones urinarias y antihistamínicos para las alergias.

 

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