Lewis Hamilton y su Mercedes han sido la auténtica sensación y la sorpresa del Gran Premio de Hungría. El monoplaza alemán, que hasta ahora era el que peor parado salía con los neumáticos, hoy ha llegado con dos paradas a la meta, por delante de todos los demás…muy por delante, 12 segundos le ha sacado al segundo clasificado, el impresionante Kimi Raikkonen.
El finlandés, no se sabe si ayudado por la bandera de Galicia que llevaba en su coche, ha demostrado porqué es segundo ya en el Mundial de pilotos, y también ha dejado claro que si Felipe Massa (Ferrari) no le hace el tapón de 20 vueltas al principio de la carrera hubiese puesto en muy serio peligro la victoria de Hamilton.
Vettel que se hizo con la tercera plaza, pese a los problemas con el alerón y con el kers -y a los deseos casi ridículos en varios momentos de algún comentarista televisivo para que fuese cazado por su compañero de Red Bull, Mark Webber -, ha hecho un estupendo papel y se ha subido al tercer cajón del podio.
Por su parte Fernando Alonso ha mostrado exactamente dónde está hoy su Ferrari, en el quinto – sexto – puesto del campeonato, muy lejos de Red Bull, por detrás de Mercedes y superado por Lotus. Además de perder puntos, el asturiano ha cedido la segunda plaza del Mundial y, lo que es peor, está al volante de un coche que no funciona en clasificación y, ahora, tampoco pasa de mediocre en competición y, por mucho que lo intente, así no va a ganar, ni más carreras y menos aún el campeonato.
