Miles de personas acudieron este sábado en Vigo a la manifestación impulsada por el 15M y apoyada por decenas de colectivos, entre ellos los tres grandes sindicatos, UGT, CCOO, y la CIG, además de numerosas organizaciones y partidos, como Esquerda Unida, los sindicatos de Estudiantes, la asociación IMAN, el Partido Pirata o Anova.
Dio igual el frío – a la hora del inicio de la movilización, en la Praza de España, el termómetro marcaba 7º- las diferentes sensibilidades de las organizaciones que habían anunciado su presencia, el despliegue policial, la edad, o si había que salir con los niños, el perro, andar con muletas o esperar una hora el Vitrasa, millares de vigueses quisieron dejar constancia de su rechazo a los recortes del Gobierno, como estaban haciendo los vecinos de otras 79 ciudades de todo el estado.
Bajo el lema ‘No al golpe de estado financiero’, los participantes denunciaron las “políticas brutales de ajuste dirigidas contra la mayoría de la sociedad, la corrupción y la pérdida de legitimidad de las instituciones que están causando, en nuestro país, la mayor crisis democrática de las últimas décadas”.
Con gritos en contra del rescate de la banca, y coreando eslóganes como “¡Esto nos pasa con un gobierno facha!, ¡Rajoy, ladrón, guarda las tijeras, que más que presidente pareces peluquera! ¡No es una crisis, ¡es el sistema! ¡ Follar cada cuatro años no es vida sexual, votar cada cuatro años no es vida electoral! o ¡ No falta el dinero. Sobran ladrones!”, como se habían comprometido, los diferentes grupos dejaron sus insignias y, salvo banderas gallegas y republicanas, caminaron por Gran Vía, Urzaíz, Colón y Policarpo Sanz, hasta la Porta do Sol detrás de una pancarta en la que se leía “Imos xunt@s. Podemos”.
Días antes, los organizadores habían subrayado la vinculación de la fecha con la del golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, y la respuesta de la sociedad “que tras el golpe se manifestó, masivamente, por la libertad y la democracia”. Además de ello reclamaron una “sociedad justa y viable, con derechos que estén por encima de los de los mercados, con una manera honesta de hacer política y que la prioridad sea la justicia social, no los intereses financieros” y exigieron “una democracia participativa y unos servicios públicos universales y de una verdadera justicia social”.
