Un total de 649 mujeres han muerto a manos de sus parejas o exparejas desde 2003, de acuerdo con los datos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. El peor año de esta década fue 2008 con 76 muertes por violencia de género; por el contrario, 2009 supuso el año con menos víctimas mortales, 56, aunque fue un espejismo, puesto que los asesinatos aumentaron los años siguientes.
En lo que va de este 2012 ya son 43 las mujeres asesinadas por sus parejas y, pese a las decenas de llamamientos, empezando por el propio Gobierno, para que se denuncien todas las situaciones de maltrato, solo 7 de las 43 lo había hecho. Este no es un dato desconocido: el número de mujeres que han renunciado a continuar con los procesos judiciales contra sus agresores pasó del 11,5% en 2007, al 29%.
Los juzgados de violencia sobre la mujer han cumplido también recientemente siete años de funcionamiento que, según denuncia Amnistía Internacional, no ha sido muy lucido, de acuerdo con sus datos hay “falta de diligencia” en la investigación en muchos procesos, que pone a su entender de manifiesto la “grave desprotección a las mujeres y niñas víctimas de malos tratos”.
Amnistía Internacional ha documentado casos en los que las pruebas que presenta la mujer son denegadas por el juzgado al considerarlas “innecesarias”, archivándose los casos, “incluso en los que hay niñas que han sufrido abusos sexuales”, una información que ha sido confirmada por el propio Consejo General del Poder Judicial: en 2011, de los 48.000 autos de sobreseimiento en los Juzgados de Violencia sobre la Mujer, más de 40.000 fueron dictados por ese motivo.
