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No fue la abstención, ¡qué va!

Aunque, entre ambos han perdido más de 360.000 votos y 12 escaños en el Parlamento de Galicia, ninguno ha planteado su dimisión, inmediata, diferida o, siquiera, virtual. Son Pachi Vázquez, candidato del PSdG-PSOE y Francisco Jorquera, presidenciable del Bloque Nacionalista Galego.

El primero ha llevado a los socialistas gallegos a su peor resultado desde 2001, perdiendo la dignidad y, de paso, 7 asientos en el Pazo do Hórreo, el 44% de su electorado y quedándose a más de 25 puntos de distancia del Partido Popular, algo muy parecido a ‘eres más tonto que Abundio que corrió solo y llegó segundo’.

El segundo ha hecho que la palabra ‘Bloque’ parezca de una sorna cruel, y ha puesto a la formación nacionalista de saldo: con su liderazgo, el benegá ha dicho adiós a la mitad de sus votantes y, ni más ni menos que ha 5 asientos en la Cámara gallega…sin mencionar que ha pasado a ser la cuarta fuerza política de Galicia, en varios casos con la mitad de sufragios que Alternativa Galega de Esquerdas (más crueldad: liderada por Xosé Manuel Beiras, al que contribuyó a echar a patadas, en los tobillos, no le llega más alto, del BNG).

Pachi Vázquez no tuvo más remedio que admitir la calamidad de su candidatura, que pasó del 31 al 20% de los votos; la sosería de su campaña de sillas vacías, con un eslogan más sobado que la barra del autobús  y una foto en la que recordaba, alternativamente, a Fraga y al hermano manso de Vito Corleone;  lo cutre de su planteamiento, con propuestas tan alejadas de las personas normales como las fiestas de Pitita Ridruejo, y unas ideas menos atractivas que  una patada en los huevos, basadas solo en dibujar una reedición del bipartito de Touriño y Quintana y, de paso, su oposición, tan aburrida como sus discursos y que parecía diseñada por la dirección del PP.

Apenas dos horas después de que se cerrasen los colegios electorales, hasta McGovern, que perdió en 50 estados contra Nixon tardó más, asumió “personalmente” la responsabilidad del resultado. Eso sí, ni la noche del domingo, ni ayer, ni en lo que va de este martes ha renunciado a su cargo, sino que ha recalcado que se limitaría a “abrir un periodo de profunda reflexión” dentro del PSdeG, para después decidir. Vázquez, despejando cualquier duda, ha dejado claro que esa “reflexión” y la posterior “decisión” no será “en clave personal”, sino que deberá ser asumida por toda la dirección de los socialistas gallegos…un cambio de postura que se produjo en segundos, los que pasaron desde que dijo, con solemnidad, que ‘asumía personalmente’ el histórico desastre electoral, hasta que un periodista le preguntó si pensaba dimitir y contestó, rápidamente, que la responsabilidad era mancomunada o, lo que es lo mismo, que se dejase de hostias, que eso de que la derrota solo tiene un padre es para las películas.

No muy distinta, ni que hubiese llamado a Vázquez para decir lo mismo y para no coincidir en la ropa, ha sido la actitud de Francisco Jorquera. La noche del día 21 ni se planteó renunciar, sino que optó, directamente, por el ridículo asegurando que los 200.000 votos que se había llevado Beiras, eran suyos, provocando la misma vergüenza ajena entre sus compañeros que ha causado el comportamiento de varios responsables del Bloque que, en una legislatura han pasado de la reivindicación permanente a la moqueta y el coche oficial…por cierto, con los mismos resultados que este domingo (¿adjunto datos de las Municipales en Vigo?)…venga los adjunto.

El lunes, la Ejecutiva Nacional del BNG intentó sacudirse el bochorno reconociendo, 24 horas después de que el resto de los gallegos le viésemos las nalgas al candidato, que “el resultado es muy malo y esta pérdida de apoyo popular nos coloca en una situación muy difícil”…claro que el encargado de decirlo fue no Jorquera, sino Guillerme Vázquez, una de las pocas personas del Bloque que parecen del Bloque y no imitadores de Jaime de Marichalar. Vázquez, el del BNG, no el del PSdG, añadió, “pedimos disculpas, tuvimos que hacer las cosas mal para esta pérdida de confianza”. Oiga, doctor, recupere su rebeldía, que estos comen a la carta cada día y desde que viajan con American Express algunas de aquellas cosas que imaginaban odiosas ahora dicen que están muy bien.

 

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