Birmania celebra este domingo comicios parciales al Parlamento que podrían suponer un paso en el proceso de transición democrática iniciado el año pasado, y en los que la activista y premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, podría finalmente ocupar un escaño tras el fin de 20 años de arresto domiciliario.
Sin embargo, no será tan fácil. A las acusaciones de fraude hechas por la misma Aug San, se suma la inexperiencia del electorado, puesto que se trata de las terceras elecciones que se celebran en el país desde 1962, año en el que la junta militar llegó al poder que, finalmente, dejó en manos de una autoridad presuntamente civil en 2011 con la promesa de restaurar el orden democrático a través de un Gobierno constitucionalmente electo.
Suu Kyi se presentará a uno de los 45 escaños en juego, de los 664 que componen la cámara birmana, después de que las autoridades introdujeran cambios en la legislación electoral del país para permitir la participación electoral de la oposición que encabeza su partido, la opositora Liga Nacional para la Democracia (LND). La premio Nobel de la Paz y su partido boicotearon las elecciones generales de noviembre de 2010 anticipando un fraude electoral masivo.
