Si le funcionó a Lisístrata, como no va a funcionarle a los belgas. Ese debe ser el razonamiento que se ha hecho la senadora Marleen Temmerman, que además de política es ginecóloga, para lograr que los partidos políticos de su país solucionen el vació de gobierno. Exactamente, la senadora Temmerman propone una huelga de sexo hasta que sus señorías, que representan a siete partidos distintos, decidan hablar en serio y nombren un gobierno para aquel país, que lleva sin ejecutivo 239 días, los que han pasado desde las elecciones del 13 de junio de 2010.
En declaraciones al diario “De Morgen“, Temmerman, cuyos trabajos de medicina han sido publicados en el British Medical Journal, ha asegurado que en Kenia existe un ejemplo real que prueba que este instrumento puede funcionar, como pudo comprobar ella misma: “Tras un año de malentendidos, un movimiento de mujeres pidió a las esposas de los negociadores no ceder a tener relaciones sexuales hasta que se solucionara el conflicto. Una semana más tarde, había un pacto sobre la mesa“.
Puede que ello sea lo más adecuado y no los denodados esfuerzos del rey Alberto que en los pasados 7 meses ha encargado hasta seis misiones de “conciliación”, “mediación”, “pre-formación”, “clarificación” e “información”, para tratar de acercar posiciones. Su Majestad ha tenido que encargar al gobierno en funciones de Yves Leterme la aprobación de un presupuesto estatal para no empeorar la maltrecha economía belga.