Ni un alma por Peinador, salvo el 10 por ciento de personal en tierra que ha tenido que incorporarse a su puesto de trabajo hoy para cubrir los servicios mínimos. Hoy Galicia está prácticamente incomunicada por tierra y aire, ya que sólo 10 aviones de Iberia aterrizarán en un aeropuerto gallego, en este caso en Santiago, el designado por sindicatos y Ministerio de Fomento para mantener los servicios mínimos en el transporte aéreo.
En las terminales santiaguesas, los viajeros eran muy precavidos y empezaban a llegar desde primera hora de la mañana aunque su vuelo estuviera previsto para seis o siete horas después. ¿El motivo? El miedo a quedarse sin transporte con el que llegar hasta Lavacolla y perder el vuelo.
En Vigo, con las pantallas informativas en rojo, anunciando los vuelos cancelados, los mostradores de facturación se encontraban totalmente vacíos a primera hora y tan sólo se podía ver a algunos incorporados a su puesto o en la única cafetería que abrió. Sólo cuatro taxistas en la puerta. Ni colas para reclamar la cancelación del vuelo ni despistados, como ocurría desde bien temprano en algunos aeropuertos de grandes ciudades como Barajas o El Prat.
