La fragata Méndez Núñez más que una madrina de lujo, tiene una madrina de sangre azul. En un recinto acotado en el Muelle de Trasatlánticos ante la atenta mirada de más de 250 personas y la expectación de espontáneos fuera del recinto, la Infanta Elena entregó a la Méndez Núñez la bandera de combate que los buques izaban antes de entrar en guerra. Un estandarte “que ya no se usará porque lo del barco de un país contra el barco del otro ya no se lleva”, pero que servirá para representar a España “por todos los mares del mundo”.
Autoridades civiles y militares como Alberto Núñez Feijoo, presidente de la Xunta, o el alcalde de Vigo Abel Caballero no quisieron perderse este acto de amadrinamiento de la unidad más moderna de la flota de la Armada. Después de recoger la bandera de manos del regidor y transmitir los mejores deseos de parte de su padre Su Majestad el Rey, la infanta entregó la bandera al vicario episcopal de la Armada para bendecirla.
Con constantes alusiones a Vigo, una ciudad nacida del mar, “dinámica, emprendedora y vigorosa de la que todos los españoles se sienten orgullosos“, la Infanta Doña Elena agradeció al Concello la donación de una bandera que ratifica los estrechos vínculos de Vigo con el conjunto de la nación.
Lejos de las guerras de antaño, ahora las labores de la Armada se centran en la seguridad marítima. Son ellos los responsables de prestar apoyo en materia antipiratería en aguas de Somalia, o de guardar los pecios, o de colaborar con la Secretaría General de Pesca para controlar la pesca ilegal. No se batirán en duelo en altamar, pero surcar los océanos forma parte de su vida.
