Apenas un mes después de que Europa se ofreciera a brindarle respaldo económico, Grecia pide papas. Hoy el Gobierno griego, al borde de la suspensión de pagos, se ha tragado el orgullo y ha pedido el rescate de más de 30.000 millones de euros que le dará el Eurogrupo y los 10.000 del Fondo Monetario Internacional. El país no aguanta más la presión de los mercados, que apuestan por la quiebra griega con claras señales, como tipos de interés del 9 por ciento por los bonos de deuda helena o títulos al nivel de Ucrania, donde para comprar 10 millones de dólares se necesitan más de 600.000.
En apenas unos días la Unión Europea dará préstamos a Grecia con un interés de cerca del 5 por ciento, de los que España aportaría unos 3.700 millones. El BCE ya prepara un informe sobre la urgencia de una ayuda que podría ser aprobada este mismo fin de semana por videoconferencia y llegar a las arcas de Atenas a mediados de mayo. Aunque eso sí, el gobierno griego tendrá que llegar a un acuerdo con el FMI para ajustar sus números rojos en los próximos 3 años.
Esta petición de socorro llega después de que ayer la Unión Europea corrigiera el dato de déficit público de Grecia y lo elevara por encima del 13 por ciento, lo que disparó el coste de su deuda a rangos históricos. Un aumento que ha contagiado a España, Portugal e Italia pero que desde Bruselas no se ve tan grave como el caso heleno.
