Samaranch se ha despedido como le hubiese gustado a un deportista. Hasta el día en que fue internado hizo sus tablas de ejercicio, algo que para alguien que fue futbolista, boxeador, jugador y entrenador de hockey, y que practicó el tenis, la natación o el atletismo, debía de ser casi una necesidad. Pero, además, hoy, delante de 4.000 personas que llenaron la Catedral de Barcelona, su féretro fue llevado a hombros por Rafa Nadal, David Barrufet, Gemma Mengual, José Luis Doreste o Jordi Villacampa, todos ellos medallistas olímpicos españoles y varios de ellos campeones olímpicos.
El funeral, presidido por los Reyes, ha reunido desde ministros y ex ministros de todos los gobiernos de la democracia, a los tres presidentes de la Generalitat, empresarios, artistas, deportistas, periodistas o personas de la cultura, la ciencia, la diplomacia y, desde luego, todas las modalidades deportivas representadas en atletas llegados desde medio mundo. El ataúd que estuvo expuesto desde el mediodía en la Plaza de Sant Jaume, fue visitado por decenas de miles de personas, empezando por el presidente del Comité Olímpico Internacional, y desde allí salió hacia el funeral a las 6 de la tarde. Antes, a petición del propio Samaranch, sonó el ‘Amigos para siempre’ que fue el himno oficial de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, el que él consideraba su mayor logro durante los 20 años que presidió el COI.
