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Peinador y Alvedro, los peor valorados

No consiguen pasar del bien. Una encuesta de satisfacción de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) y otras cinco organizaciones de consumidores de Bélgica, Italia, Portugal y Francia nos deja a la cola de la lista de los 150 aeropuertos mejor valorados a nivel internacional. Peinador y Alvedro tienen que conformarse con los puestos 131 y 132, respectivamente, con una nota de 64 sobre 100. Sólo Lavacolla consigue arañar unos puntos extra que los sitúan dentro de los 100 primeros, aunque por pelos, ya que está en el puesto número 94.

Entre los aeropuertos españoles, los que consiguen un puesto más alto en la lista son el de Valladolid (14) y Zaragoza (17), mientras que El Prat se queda con el 48 y Barajas con el 86. El podium del ránking es para Singapur, Tokyo y Hong Kong. A la cola, La Habana, Moscú-Sheremetievo y Bucarest-Baneasa.

Las compañías más valoradas son asiáticas (Singapore Airlines, Cathay Pacific, Emirates, Ethiad y Qatar Airways) y hay que descender hasta el séptimo puesto para encontrar a la primera europea, Tuifly. A la cola, las compañías del área mediterránea, incluyendo a todas las españolas: la primera que aparece, Binter Canarias, está en el puesto 64 de las 84 analizadas. Spanair, en el puesto 81, sólo consigue superar a Royal Air Maroc, Aerolíneas Argentinas y la francesa XL.com.

En el estudio queda claro una cosa: los derechos de los pasajeros no siempre se respetan, sobre todo desde que se ha producido un descenso en los precios. Uno de cada tres viajeros llegó con retraso a su destino y, cuando hubo problemas, en la mayoría de los casos no pudieron hacer nada. Y la puntualidad es algo fundamental para los viajeros españoles, junto con la información, el tiempo de espera en los controles, la sensación de seguridad, el acceso a los transportes públicos, las facilidades para facturar y la limpieza.

Lo que menos les interesa es la venta a bordo. Y lo que más nos fastidia, los precios gancho de algunas compañías a los que se le van añadiendo cargos por servicios adicionales que hace que en algunos casos los pasajeros no conozcan el precio final hasta prácticamente estar sentados dentro del avión.

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