Humanitario, muy humanitario. Así es el sistema penitenciario norteamericano. Y lo ha dejado bien claro al ejecutar a John David Duty con un sedante empleado habitualmente para matar a perros al que los responsables de la penitenciaría de Oklahoma recurrieron ante la falta de los medicamentos empleados normalmente para causar la muerte mediante inyección letal.
Las autoridades no han tenido en cuenta ni el llamamiento de los abogados del reo, quienes advirtieron que el uso de esta medicina no garantizaba la ausencia de sufrimiento, ni el dictamen de la empresa encargada de fabricarlo «vendemos este producto porque salva vidas o las mejora, pero no lo vendemos para que sea empleado para ejecutar una pena capital», advirtió uno de los directivos de la compañía.
