El enfrentamiento entre el Concello de Vigo y la Xunta de Galicia por la gestión de la presa de Eiras suma un nuevo capítulo. El alcalde, Abel Caballero, cargó duramente esta mañana contra el Gobierno autonómico, al que acusó de “ineptitud o negligencia” por no haber sustituido, en tres años, las dos válvulas principales de la presa, cuya renovación —según el acuerdo firmado en 2023— es responsabilidad de Augas de Galicia.
Caballero recordó que la Xunta recibió las llaves de la presa en enero de 2023, y desde entonces “no fue capaz de cambiar unas piezas cuyo coste ronda los 50.000 euros cada una”. “Si el Concello siguiera siendo el propietario, esta obra ya estaría hecha”, afirmó, anunciando que, si en dos días no se inicia el recambio, Aqualia encargará las válvulas y el Concello asumirá los trabajos, para después reclamar la reversión de la presa.
El alcalde rechazó además las acusaciones de la conselleira de Medio Ambiente, de haber obstaculizado el acceso de los técnicos de Augas de Galicia a las instalaciones y exigió que la Xunta facilite los nombres de las personas que supuestamente impidieron las inspecciones “para denunciarlas de forma inmediata”.
La Xunta responsabiliza al Concello del deterioro
Las declaraciones del alcalde se producen apenas un día después de que la conselleira de Medio Ambiente e Cambio Climático, Ángeles Vázquez, enviase una carta al propio Caballero alertando de que el suministro de agua a más de 400.000 vecinos de Vigo y su área metropolitana podría verse comprometido por el “deterioro estructural” de las válvulas que regulan el flujo desde Eiras hasta la estación de tratamiento de O Casal.
Según los informes de Augas de Galicia, las válvulas fueron instaladas en 1977 y nunca se renovaron durante los años en que el Concello gestionó directamente la presa. Los técnicos advierten de que su mal estado pone en riesgo la seguridad del sistema de abastecimiento, y subrayan que el Ayuntamiento nunca notificó las deficiencias detectadas.
La conselleira acusa al Gobierno municipal de haber bloqueado durante años el acceso a los técnicos autonómicos, lo que —dice— retrasó la detección de los daños. Solo en 2023, tras varias resoluciones judiciales favorables, Augas de Galicia pudo entrar en la infraestructura y constatar “una situación preocupante fruto de años de dejadez en la supervisión y conservación”.
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Un pulso institucional con consecuencias
La disputa entre ambas administraciones se produce en un momento de alta sensibilidad hídrica. La presa de Eiras, inaugurada en los años 70, es el principal embalse del sistema de abastecimiento de Vigo, y su correcto funcionamiento es esencial para garantizar el suministro a toda el área metropolitana.
Mientras la Xunta exige actuaciones urgentes y acusa al Concello de “falta de colaboración”, el Gobierno municipal insiste en que el mantenimiento es responsabilidad exclusiva de Augas de Galicia desde 2023. La polémica, lejos de resolverse, reabre el eterno debate sobre la gestión del agua en Vigo y la necesidad de coordinación entre administraciones para asegurar un servicio esencial que afecta directamente a cientos de miles de ciudadanos.






