Ante los actuales incendios que asolan Galicia, el Instituto de Rehabilitación Neurológica (IRENEA) advierte que la inhalación de humo no es únicamente un problema respiratorio. La exposición a las partículas finas generadas por los incendios puede afectar de forma directa al cerebro, aumentando el riesgo de ictus, cefaleas y deterioro cognitivo, con especial impacto en la población más vulnerable.
Evidencia científica sobre los efectos en el cerebro
Así, la evidencia científica respalda esta advertencia. Un estudio publicado en JAMA Neurology (2025) demuestra que la exposición prolongada a partículas finas procedentes de incendios se asocia con un mayor riesgo de demencia en personas mayores. Asimismo, investigaciones recientes han vinculado el humo de incendios con un aumento de hospitalizaciones por ictus y con déficits cognitivos temporales tras episodios de alta exposición.
“El humo de incendios no es solo un problema respiratorio, también incrementa las complicaciones neurológicas. Por eso, en IRENEA recomendamos extremar las medidas de protección, especialmente en quienes padecen enfermedades del sistema nervioso o han sufrido un ictus u otro tipo de daño cerebral. Esta advertencia la realizamos en línea con el anuncio de la Consellería de Sanidade, que ha recordado en los últimos días que el humo contiene gases y partículas microscópicas capaces de irritar ojos y vías respiratorias, además de agravar enfermedades crónicas”, afirma el doctor Pablo Villarino, director de IRENEA en Vithas Vigo.
Medidas de prevención
Ante la situación actual, los profesionales de la Unidad de Neurorrehabilitación de Vithas recuerdan que la prevención es clave. En los días de mayor contaminación atmosférica por humo es preferible permanecer en interiores con las ventanas cerradas, recurrir a purificadores de aire con filtros HEPA siempre que sea posible y reducir la actividad física intensa al aire libre.
Además, en el exterior, resaltan que el uso de mascarillas N95 o FFP2 ayuda a disminuir la inhalación de partículas finas, especialmente las conocidas como PM2.5, que son partículas microscópicas con un diámetro menor de 2,5 micras capaces de penetrar profundamente en los pulmones y llegar al torrente sanguíneo. En cambio, las mascarillas quirúrgicas o de tela no ofrecen protección frente a este tipo de contaminantes.
Colectivos vulnerables, niños y embarazadas
Desde IRENEA subrayan que, dentro de los colectivos vulnerables, las personas que han sufrido un daño cerebral o con enfermedades del sistema nervioso requieren una atención prioritaria, ya que la exposición al humo puede agravar sus síntomas y ralentizar la recuperación. A estos pacientes se suman otros grupos de riesgo, como las personas mayores, los niños o las embarazadas, que también necesitan medidas de protección reforzadas. En escenarios de exposición prolongada, los profesionales insisten en la importancia de habilitar espacios seguros con aire filtrado para reducir los efectos nocivos del humo.