Los excesos navideños pasan factura y no lo decimos nosotros -que también- sino que lo afirma un grupo de científicos de la Universidad de Cambridge y cuyo estudio hemos leído en la revista médica British Medical Journal.
Y es que las comidas abundantes más abundantes en grasas y azúcares de lo que deberían, vamos, atracones de toda la vida, con alcohol incluido provocan en nuestro organismo un cocktail explosivo. Tanto que aunque sean días esporádicos parece que cada exceso perdemos media hora de esperanza de vida.
Fumar, beber un par de copas de más o excederse con la carne roja pueden restar al menos media hora de vida por cada día de exceso, señala el estudio que también recuerda que puede compensarse con hábitos saludables como el ejercicio o una dieta saludable a base de frutas y vegetales.
El verdadero riesgo es que el déficit de salud que ocurre en Navidad no se suele compensar con esa dieta equilibrada, vamos, que la vangancia nos puede.
