La Guardia Civil de Pontevedra investiga a dos personas, el propietario y la cuidadora de tres perros, como presuntos autores de dos delitos de maltrato animal, uno de ellos con resultado de muerte. Los hechos ocurrieron en la parroquia de Mourente y están siendo instruidos por el Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA).
La investigación se inició el pasado 9 de junio, tras recibir los agentes un aviso en el que el propietario de los animales aseguraba que sus perros habían sido envenenados. Ese mismo día, el dueño se había comprometido a entregar los tres animales a la protectora Os Palleiros, alegando que no podía seguir atendiéndolos.
Cuando los agentes accedieron al lugar, acompañados por personal de la protectora y una veterinaria colaboradora, encontraron un perro muerto, otro con síntomas graves —espasmos, convulsiones y vómitos— y un tercero aparentemente ileso. El propietario y su pareja, que actuaba como cuidadora, se encontraban presentes.
En un contenedor metálico
Durante la inspección inicial, los agentes detectaron incoherencias en el relato del propietario. El animal fallecido presentaba un rigor mortis avanzado pese a haber sido supuestamente envenenado ese mismo día, sin signos habituales de intoxicación en cánidos, como espuma en la boca, vómitos alrededor del cadáver o la conocida “risa sardónica”. Además, el cuerpo había sido mojado con abundante agua.
Los agentes también observaron que el contenedor metálico que servía como refugio para los animales había sido limpiado recientemente y se encontraba mojado, al igual que el perro que presentaba síntomas. Se recogieron muestras de vómitos y el cadáver del animal fallecido, que fueron remitidos al Hospital Veterinario Universitario Rof Codina de Lugo para la realización de la necropsia y análisis toxicológicos.
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Veneno
De forma paralela, se activó la intervención de un perro especializado en detección de venenos, perteneciente al grupo cinológico de la Guardia Civil. Tanto el recorrido descrito por los investigados como el recinto donde se encontraban los animales fueron inspeccionados sin localizar cebos ni sustancias tóxicas.
Los análisis toxicológicos resultaron negativos, sin detectarse ningún veneno en las muestras analizadas. Ante estos resultados y una vez descartadas otras líneas de investigación, el SEPRONA estableció como principal hipótesis que el perro murió a consecuencia de un golpe de calor, al permanecer encerrado en el contenedor durante un día con temperaturas superiores a los 30 grados, según datos de MeteoGalicia.
El informe veterinario concluye que el estado del perro que sobrevivió también es compatible con un golpe de calor, y que las diferencias entre los tres animales podrían deberse a la distinta capacidad individual de termorregulación.
El propietario cedió los dos perros supervivientes a la protectora Os Palleiros: uno para su futura adopción y el otro para recibir atención veterinaria. El pasado 26 de diciembre, las diligencias fueron remitidas al Juzgado de Instrucción de Guardia de Pontevedra y a la Fiscalía.
