Pese al apoyo cómplice al genocidio por parte de diputados filonazis, españoles y del resto de Europa, de responsables sociales, opinantes de medio pelo en redes sociales o patéticos comentaristas deportivos, la realidad es que la ciudad de Gaza, el último refugio para las familias en el norte de la Franja de Gaza, se está convirtiendo rápidamente en un lugar donde la infancia no puede sobrevivir. Es una ciudad de miedo, huida y funerales.
El mundo está dando la voz de alarma sobre lo que podría acarrear una ofensiva militar intensificada en la ciudad de Gaza: una catástrofe para el casi millón de personas que permanecen allí. “Sería una tragedia inconcebible, y debemos hacer todo lo posible para evitarla. Pero no podemos esperar a que ocurra lo inconcebible para actuar”, apuntan desde UNICEF.
Sin recursos para acabar con el hambre
El colapso de los servicios esenciales deja a los más jóvenes y a los más vulnerables en lucha por la supervivencia. Solo 44 de los 92 centros ambulatorios de tratamiento nutricional apoyados por UNICEF en la ciudad de Gaza siguen funcionando, privando a miles de niños y niñas desnutridos de más de la mitad de los recursos vitales de los que dependen para combatir la hambruna.
La desnutrición y la hambruna están debilitando el cuerpo de los niños, ya que el desplazamiento los despoja de refugio y atención, y los bombardeos amenazan cada uno de sus movimientos. Así se ve la hambruna en una zona de guerra, y la veía por todas partes en la ciudad de Gaza.
Una hora en una clínica de nutrición basta para disipar cualquier duda sobre si hay hambruna: salas de espera abarrotadas, padres llorando, niños luchando contra el doble golpe de la enfermedad y la desnutrición, madres que no pueden amamantar, bebés que pierden la vista, el cabello y la fuerza para caminar.
Un plato de arroz o de lentejas al día, en el mejor de los casos
La historia es la misma: un plato al día de la cocina comunitaria, casi siempre lentejas o arroz, compartido en familia, con los padres dejando su parte para que los niños puedan comer. Sin nutrientes. Sin otras opciones: la ayuda es escasa y el mercado carísimo.
Tess Ingram, responsable de Comunicación de UNICEF en Oriente Próximo y el Norte de África, comenta que “la semana pasada, en un centro de estabilización de un hospital de la ciudad de Gaza que atiende a los niños más desnutridos, me sorprendió encontrar a Nesma y a su hija Jana. Conocí a Nesma y a Jana en abril de 2024, cuando Jana estaba desnutrida por primera vez, y nuestra misión la evacuó en ambulancia del norte al sur de Gaza para que recibiera tratamiento. Quizás recuerden que, por aquel entonces, el norte estaba prácticamente aislado del sur y niños como Jana sufrían sin la suficiente comida”.
“Nesma me contó que el tratamiento en el sur funcionó, que Jana se recuperó y que, cuando el alto el fuego a principios de este año permitió que las familias regresaran al norte, se reunieron con el resto de los suyos. Luego, con el bloqueo a la ayuda, el hambre regresó y, esta vez, la salud de los dos hijos de Nesma empeoró. El mes pasado, Jouri, de 2 años, murió de desnutrición y Jana apenas se tiene en pie“.
Sin agua potable ni suministros esenciales
Los horrores en Gaza se han prolongado tanto que niños como Jana están regresando a Urgencias o recayendo apenas unas semanas después de terminar el tratamiento para la desnutrición debido a la continua falta de alimentos, agua potable y otros suministros esenciales.
Sin un acceso inmediato y mayor a tratamientos alimentarios y nutricionales, esta pesadilla recurrente se agravará y más niños morirán de hambre. Un destino totalmente prevenible.
Nesma totalmente desesperada dice,“no quiero revivir el dolor de perder a Jouri. Es un dolor insoportable para cualquier madre. Estoy destrozada después de criar a mi hija solo para perderla en mis brazos. Les ruego que no pierdan también a Jana, sería demasiado para mí”.
UNICEF está allí y responde, entregando ayuda
“Estamos luchando contra la hambruna: solo durante las últimas dos semanas, proporcionamos suficientes alimentos terapéuticos listos para consumir”. Entre ellos (RUTF, por sus siglas en inglés), el principal tratamiento para la desnutrición infantil, para administrarlo a más de 3.000 niños con desnutrición aguda durante las seis semanas que dura el tratamiento.
También proporcionamos alimentos complementarios para apoyar a más de 1.400 bebés y barritas de alto valor energético para 4.600 mujeres embarazadas y lactantes durante las próximas dos semanas.
A esto se suma el suministro de agua potable, la construcción de escuelas temporales, la gestión de casos de protección infantil para niños vulnerables, como aquellos sin cuidado parental, ayuda económica para familias, equipos de emergencia para bebés en hospitales, sesiones de salud mental o recogida de residuos.
“Nuestro equipo está haciendo todo lo posible para ayudar a los niños y niñas. Pero podríamos hacer mucho más: llegar a todos los niños aquí si nuestras operaciones sobre el terreno se pudieran llevar a cabo a gran escala y tuviéramos una buena financiación”.
En Gaza, la vida de las personas se ve atacada, desde todos los ángulos, todos los días
La vida palestina se está desmantelando aquí, de forma constante pero segura. El sufrimiento de los niños y niñas en la Franja de Gaza no es accidental. Es la consecuencia directa de las decisiones que han convertido la ciudad de Gaza y, de hecho, toda la Franja, en un lugar donde la vida de las personas se ve atacada, desde todos los ángulos, todos los días.
Por ejemplo, los hospitales de la ciudad de Gaza están desbordados. De los 11 hospitales que funcionan parcialmente, solo cinco cuentan con unidades de cuidados intensivos neonatales. Las 40 incubadoras funcionan al 200% de su capacidad, lo que significa que hasta 80 bebés luchan por su vida en máquinas abarrotadas, totalmente dependientes de generadores y suministros médicos que pueden agotarse en cualquier momento. “¿Cómo sobreviven a una orden de evacuación?”
“Casi todas las noches, niños y niñas mueren o quedan mutilados mientras duermen”
“Estos datos son completamente nuevos, pero parece que les estoy contando algo que ya saben. Porque ya lo hemos visto antes en Rafah, en Khan Younis, en el norte. Sabemos desde hace mucho tiempo que la llamada zona segura, Al Mawasi, no es segura. Que niños y niñas mueren o quedan mutilados mientras duermen, casi todas las noches.”
El lunes por la noche fue Muna. Sobrevivió a un ataque que mató a su madre, a su hermano de 2 años y a su hermana de 8. “La conocí el martes en un hospital de la ciudad de Gaza tras una cirugía abdominal por una herida causada por una explosión y la amputación de su pierna izquierda. Tiene 13 años. «Me dolió mucho», me dijo, «pero no estoy triste por mi pierna. Estoy triste por haber perdido a mi madre».
Llamamiento a Israel y a Hamás
UNICEF sigue pidiendo a Israel que garantice la protección de los niños, como exige el Derecho Internacional Humanitario (DIH). A Hamás y a otros grupos armados que liberen a todos los rehenes restantes. A Israel que permita la entrada de ayuda suficiente a Gaza y un acceso seguro y constante al personal humanitario para que preste ayuda vital a las familias, dondequiera que se encuentren.
A ambas partes que protejan a los civiles, incluyendo a aquellos bajo órdenes de evacuación. Las personas deben tener libertad para moverse a un lugar seguro, pero nunca ser forzadas. Que se proteja también la infraestructura esencial, incluyendo hospitales, refugios, escuelas y sistemas de agua, de ataques. Y que se restablezca el alto el fuego.
Y, finalmente, a la comunidad internacional, especialmente los Estados y actores principales, que utilicen su influencia para poner fin a esto. Si no es ahora, ¿cuándo? Porque el coste de la inacción se medirá en las vidas de niños enterrados bajo los escombros, consumidos por el hambre y silenciados antes de tener la oportunidad de hablar. “Lo inconcebible en la ciudad de Gaza ya ha comenzado”.
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