La actual cabaña de porcino española – 34.565.283 cerdos, según los últimos datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) – genera el equivalente a 29.007 piscinas olímpicas de purines cada año (97.900 millones de litros). Esta ingente cantidad de excrementos contribuye de forma determinante a la emisión de gases de efecto invernadero (como el metano y el óxido nitroso), también a la de amoníaco y a algo muy grave, a la contaminación del agua por nitratos, el principal problema de contaminación que afecta a las masas de agua en España, según el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITERD).
Más de la mitad de la carne que producimos es de cerdo
Actualmente, más de la mitad de la carne que se produce en España es de cerdo y alrededor del 60 % ya se exporta. Esta producción, que solo es posible con un modelo altamente industrializado, ha colocado a España en el cuarto puesto a nivel mundial de los países que más carne de cerdo producen, solo por detrás de China, EEUU y Brasil, y en el principal exportador mundial (FAOSTAT, 2023). Para alcanzar este punto, el sacrificio de cerdos se incrementó casi un 2000 % desde los años 60, muy por encima de cualquier otra cabaña ganadera, y las macrogranjas de cerdos un 144 % desde 2013 hasta 2023, según los datos ofrecidos en el Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes (PRTR) del MITERD.
“Las macrogranjas de cerdos son las centrales térmicas de carbón del sistema alimentario. Su dependencia absoluta de insumos provenientes de terceros países, la ingente contaminación que genera y la crueldad con la que son explotados los animales hace que no tengan cabida en un modelo alimentario sostenible como el que propone Greenpeace“, ha declarado Luís Ferreirim, responsable de la campaña de ganadería en Greenpeace España. “No pedimos la abolición de la ganadería ni que la gente deje de comer carne. Pedimos el fin de la ganadería industrial y que el consumo de alimentos de origen animal siga las estrictas recomendaciones científicas“.
Reducir la producción un 88%
Así, en un informe pionero, que presentó Greenpeace esta semana pasada, se calcula que la producción de carne de cerdo en España debería reducirse un 88 % de aquí a 2050 para garantizar la transición del actual y destructivo modelo de producción de alimentos hacia un Modelo Alimentario Sostenible. El informe propone el abandono gradual de la ganadería industrial y el cierre de las macrogranjas, fomentando la ganadería extensiva de base agroecológica y garantizando una transición justa para el sector ganadero.
Las consecuencias del actual modelo, rechazado por la ciudadanía y principalmente por las comunidades rurales que lo padecen directamente, son dramáticas y contribuyen directamente al mal estado ambiental de España e incluso del planeta. Tanto es así que, según los cálculos efectuados, si seguimos la senda actual, el sector ganadero en 2050 emitiría un 20 % más de gases de efecto invernadero, debido en gran medida a que se agravaría la dependencia internacional de los piensos. Es de destacar también que, desde hace mucho tiempo y de forma reiterada, la Comisión Europea, en su revisión de la aplicación de la política ambiental, viene advirtiendo que España debe “abordar la contaminación procedente de la cría intensiva de aves de corral o cerdos” como una de sus acciones prioritarias en materia ambiental.
Reducción de los gases de efecto invernadero y de la contaminación del agua
De ponerse en marcha la transición alimentaria que defiende Greenpeace, las emisiones de gases de efecto invernadero del sector ganadero podrían bajar un 80%. Esta transformación en el sector ganadero contribuiría de forma decisiva a la reducción de un 57 % de la contaminación del agua por nitratos, no solo por la reducción de la cantidad de excrementos generada, sino también por el abandono del uso de fertilizantes sintéticos, gran parte utilizados para producir alimento para el ganado.
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El primer juicio europeo por la contaminación de agua, este viernes en Galicia
La situación de la contaminación del agua por nitratos es tan grave que llevó al Tribunal de Justicia de la UE a dictar una sentencia condenatoria contra España en marzo de 2024 por incumplimiento de la Directiva de Nitratos y a que se celebre mañana, en el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), el primer juicio europeo por la contaminación del agua generada por la ganadería industrial y sus macrogranjas.
Por otro lado, es de destacar que el abandono del modelo industrial de ganadería y la adopción plena de un modelo de ganadería extensiva de base agroecológica – que solo depende de los recursos provistos por el territorio nacional – llevaría a duplicar el empleo actual del sector ganadero. En todos los sectores se incrementaría el empleo, excepto en el porcino, que bajaría un 70%, debido a la eliminación de la ganadería intensiva y las macrogranjas.
Actuaciones prioritarias
A la vista de todo ello, dentro de las actuaciones propuestas en el Modelo Alimentario Sostenible, las prioritarias, según Greenpeace, para que se lleve a cabo la transición en el sector ganadero son:
- Fomentar y adoptar la “dieta de salud planetaria” que lleve a una aceleración de la reducción del consumo de carne, lácteos, huevos y de pescado, así como a un aumento del consumo de legumbres y resto de alimentos de origen vegetal.
- No conceder autorización a nuevos proyectos de ganadería intensiva o a la ampliación de los existentes, con especial prioridad para el cerdo. Cada nuevo proyecto que se apruebe dificultará aún más la necesaria y urgente transición alimentaria y agravará los efectos negativos de la ganadería industrial.
- Desarrollar un Plan Estratégico de Ganadería (PEG) que permita determinar la carga ganadera máxima para cada región, en función de la base territorial necesaria para mantener la actividad ganadera y, con eso, reducir paulatinamente la cabaña ganadera intensiva hasta alcanzar un 50 % menos en 2030 y su eliminación total en 2050. Este Plan debe permitir hacer una transición justa en el sector ganadero.