Romper los candados que ha colocado el cura. Eso es lo que han tenido que hacer varios vecinos de Crecente para poder entrar en el cementerio de Albeos, después de que el párroco, Luis Manuel González, se convirtiese en juez y tomase la decisión de cerrar la necrópolis para obligar a las personas que tienen la concesión de los nichos que los cuiden como él cree que debe de hacerse.
Además de exigir que mantengan el camposanto-afirmando que es el encargado parroquial del mismo- el cura quiere obligar a que los propietarios del cementerio paguen el precio del mantenimiento del mismo que es de 3€ anuales por los nichos y 5€ por las tumbas.
El sacerdote está convencido de que puede tomar medidas como esta legalmente y también de que tiene el respaldo de la mayoría de los vecinos…aunque esto último es discutible, más de uno ya ha dicho que es el dueño de la sepultura, que tiene en ella a sus seres queridos y que el cura no puede impedirle entrar en el cementerio.
De la misma opinión deben de ser quienes han roto el primer cierre que puso el párroco…y luego el segundo candado, haciendo poco caso de las homilías del cura en las misas más multitudinarias del año: Navidad, Semana Santa o Todos los Santos, en las que aprovechaba para instar a sus feligreses a que cuidasen las sepulturas todo el año y no solo el día 1 de noviembre.
