FOTOGRAFÍAS: NATALIA FERNÁNDEZ/ FELIPE CARNOTTO/ Un despliegue policial desproporcionado acompañó al ‘Bernardo Alfageme’ desde Beiramar hasta la rotonda de Alcampo. Bajo la mirada de los concejales de Seguridad y de Parques y Jardines, Limpieza y Distritos, que se acercaron al muelle, alrededor de un centenar de agentes de la Policía Nacional y Local corriendo, literalmente, a ambos costados del barco, lo escoltaron desde que salió del Puerto, para evitar que apenas unas 30 personas, intentasen impedir que avanzase por la calle.
Furgones del Cuerpo Nacional de Policía– las populares ‘grilleras’- vehículos de los Grupos Operativos de Apoyo (GOA), del 092, agentes vestidos con material antidisturbios, tomaron las aceras y controlaron que nadie pudiese aproximarse al buque mientras ocupaba todo el ancho de la rúa Coruña y los vecinos de los primeros pisos veían pasar la proa a la altura de sus ventanas.
Los policías actuaron de manera contundente cuando varias personas se echaron en la calzada intentando que el camión descomunal que arrastraba el pesquero se detuviese.
El momento más tenso se produjo pasada la Praza de América: una docena de personas se sentó en medio de la Avenida de Castelao, con los brazos unidos con tubos. Los agentes cargaron sin contemplaciones, levantando, arrastrando a quienes se resistían y usando las porras para disolver a aquellos que se negaban a retirarse, se enfrentaban, gritaban, les increpaban o pretendían que el convoy no siguiese por Coia.
Finalmente, el ‘Bernardo Alfageme’ llegó a la rotonda de Alcampo, rodeada completamente por las fuerzas de seguridad, mientras la Policía Local cortaba el tráfico en toda la Avenida y el camión empezaba a maniobrar para colocar el barco bajo las grúas que, a la hora de redactar esta información aún estaban situarlo en la ‘cuna’ de hormigón, acabada hace semanas, y que será el pecio de este pesquero que pasó la mayor parte de su vida en el Gran Sol.