La falta de alimento y la malnutrición superan los 800 millones de afectados en el mundo, según el último comunicado del Programa Mundial de Alimentos (PAM). Uno de cada dos niños menores de 5 años en Afganistán, Guatemala, Etiopía o Yemen sufren raquitismo por no poder ingerir alimentos a diario.
La directora ejecutiva del PAM, Ertharin Cousin, alertó de la preocupante situación alimentaria, “no podemos construir muros para protegernos de aquellos que no tienen nada”, exponiendo que uno de cada ocho personas en el mundo no dispone de comida, afectando a un 60% en el ámbito femenino, en su mayoría en países en vías de desarrollo.
Los efectos de la desnutrición afectan al retraso en el crecimiento y al menor rendimiento escolar, incrementándose los casos en el continente africano registrando 20 millones de afectados por el hambre. El desperdicio de comida es uno de los mayores problemas, véase la región de Zambia, que desaprovecha el 40% de los alimentos de la agricultura por la escasez de medidas para su mejor aprovechamiento en la lucha contra el hambre.
