A una semana del partido inaugural del Mundial brasileño, las autoridades del estado indican que no se puede garantizar que sus instalaciones se encuentren finalizadas para el evento deportivo. En un ambiente de crispación, los transportistas han optado por una huelga de trabajadores paralizando la circulación. Se contabilizan a mayores, las huelgas del sector de la policía y el profesorado reclamando una subida de los sueldos.
De la docena de estadios que deberían estar finalizados para el próximo jueves, 12 de junio, en algunos pabellones no disponen de la totalidad de las gradas, y en el sector de prensa faltan cabinas, televisores y conexión a Internet. El presidente de la FIFA, Joseph Blatter, anunció que “confía en que los brasileños apoyarán la Copa del Mundo cuando los partidos comiencen”.
El domingo pasado se disputó un partido preliminar, prohibiendo el acceso a parte de sus instalaciones y restringiendo el paso aproximadamente 28.000 aficionados para el primer encuentro de carácter oficial. El estado anunció la creación de dos nuevos aeropuertos y una vía rápida para autobuses, cuando los habitantes solicitan escuelas y hospitales.
