Las complicaciones en la convivencia en pareja, el peso del matrimonio y un leve empujón se convirtió en la mezcla explosiva de la trágica muerte de Cody Johnson, que fue empujado por su esposa por un acantilado cuando celebraban su luna de miel en Montana (EE.UU.).
La mujer empujó a su marido por un precipicio de 60 metros de altura que finalizó con su vida. En un primer momento, negó el crimen declarando que desconocía su paradero, posteriormente admitió que no había planeado el asesinato, sino que la reacción se debió a una discusión de camino al acantilado. Una vez en la cima, lo arrojó al abismo.
La acusada cumplirá una condena de 30 años de cárcel, a pesar de las peticiones de la Fiscalía que solicitaba una pena de 50 años, incluso la cadena perpetua, al considerarlo asesinato premeditado.
