El Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner ha devaluado el peso en un 15% la semana pasada, para reducir la presión sobre el mercado negro y mantener estables las reservas del Banco Central. En lo que va de año la moneda argentina acumula un deterioro del 23%.
Los artículos fuera del plan de control gubernamental ‘Precios cuidados’ se dispararon de manera desorbitada. Los alimentos treparon un promedio del 50% como aconteció con la carne. Un yogur que costaba 1,99 pesos, tras la devaluación de la moneda su precio asciendió a 7,45 pesos (275% más).
En los escaparates no se divisan precios en los estantes y desde la semana pasada los aparatos eléctricos subieron un 30%. El Ejecutivo aseguró que ha llegado a un acuerdo para rebajar estas cifras y autorizar una subida de sólo 7,5% en marca blanca. Los economistas prevén que la inflación superará el 3% en enero, lo que podría animar a los sindicatos a reclamar una subida salarial.
La medida amenaza hacia la inflación, consolidándose la segunda más alta en el continente detrás de Venezuela. El país ha sufrido ese descalabro en 1975, 1981, 1989, 1990, y 2001. La peor época sucedió en 1989, cuando los precios ascendieron un 3.000% y desataron saqueos a los comercios.
