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Han pasado 5 años, ¿quién va a contestar a esta pregunta: qué le pasó a Ramón?

Parece que la investigación sobre las causas de la muerte de este joven de 21 años ha acabado archivada en alguna esquina, sin más. Quizá su caso no sea tan rentable para los medios de comunicación como algunos de los que muchos programas han sacado centenares de miles de euros en publicidad. Puede que por ello, precisamente, no llame la atención de los responsables públicos, más dispuestos a destinar recursos cuando se les pide explicaciones desde una pantalla de televisión que a hacerlo cuando se demandan esas explicaciones, a solas, en un despacho. Hasta es posible que ya nos hayamos acostumbrado, todos, a que pasen estas cosas y nos hayamos vuelto más insensibles.

Sea como sea, la pregunta, sigue sin respuesta después de cinco años, ¿qué le pasó a Ramón Ortega Quina?. Eso es lo que quiere saber su familia, lo que tiene derecho a saber, desde las 3 de la mañana del 19 de diciembre de 2008. Ese día, el cuerpo de Ramón apareció ante una cabina de la rúa Torrecedeira, aquí, en Vigo, bocabajo, con un golpe en la cabeza y lesiones en las rodillas y en el pene.

Ningún vecino de la calle vio nada, aunque en una grabación de la TVG, que está en poder de la familia, una mujer asegura que su hijo estaba en el balcón a esa hora y sabe qué ocurrió…pero su testimonio fue desechado por la Policía.

El resultado de las autopsias difiere según quién lo interprete: en un caso se asegura que Ramón se cayó de espaldas desde una altura de un segundo piso sobre la cabina de teléfonos cuando intentaba llegar hasta el balcón, se golpeó en ella y acabó en el suelo, a unos dos metros de distancia de la misma, con el cuerpo hacia abajo; uno de los forenses concluye que cayó casi recto, se golpeó las rodillas y se dio de bruces contra la acera; y otro especialista dice que la caída fue completamente vertical y se dio con la cabeza contra el suelo; ninguno de los dos menciona la cabina de teléfono.

Para la juez que ha instruido el caso, como le dijo a la madre y la hermana de Ramón, “su hijo se cayó cuando intentaba escalar borracho y drogado” la fachada del edificio agarrándose a la instalación eléctrica.

El sumario constata lo evidente: o fue un accidente o fue un homicidio. En el mismo se detalla que se golpeó el lado izquierdo de la cabeza, las rodillas, el pene, que debía de estar fuera del pantalón en el momento del suceso, y se partió los dientes al impactar con las baldosas de la acera. Además indica que no hay ni hundimiento del cráneo ni rotura de vértebras.

La familia cree que Ramón estaba orinando cuando alguien le golpeó por detrás con tal fuerza que lo dejó en el sitio; cayó de rodillas, de ahí las heridas en las mismas, y luego de bruces contra el pavimento, lo que justificaría la rotura de los dientes.

La posibilidad de que fuese un homicidio está sustentada por la intervención de la Brigada de Investigación Científica, que se desplazó desde Madrid a Vigo para tomar datos y huellas en el lugar de los hechos, e interrogar a la ex novia del joven, que vivía justo delante de donde este apareció muerto. Eso sí, las pruebas, datos y declaraciones se recogieron tres semanas después de la muerte.

 

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