Buen trabajo, Hack. Entre que tú has sido un tipo hábil y nosotros unos mantas, la cosa te ha ido rodada. Pero no contabas con el becario, su destornillador, el rollo de cinta aislante, negra, que lleva siembre en la mariconera y esa hucha, costumbre a la que se ha adaptado más rápido que a irse de tapas. No sabemos aún muy bien qué ha pasado, salvo que alguien ha entrado hasta la cocina y ha intentado vaciar la nevera.
Queremos dar las gracias a tod@s los que nos habéis telefoneado…muchos, tantos que la centralita, que solo admite dos llamadas a la vez, ha empezado a soltar el rollo ese de que la líneas están ocupadas, como si tuviésemos varias; a tod@s los que nos habéis mandado correos electrónicos y mensajes a Facebook y Twitter, gracias, de verdad. Muchísimas gracias.
Os pedimos disculpas…el fallo ha sido nuestro y solo nuestro. Procuraremos ponernos las pilas, dejar happyflowerismo, dedicar las noches a salir de copas y no a andar por aquí. Tenemos propósito de la enmienda, ya hemos contado los pecados al confesor que nos mandaron en paquete express desde el mismo Vaticano –salado el hermano Berengario- y cumpliremos la penitencia, o ‘penitenciacite’ como repitió hasta el amanecer el bueno de Salvatore. ¡Ah!, Hack… hemos vuelto.
