Aunque la nueva Ley de Montes fue aprobada el pasado mes de junio en el Parlamento gallego, no ha sido hasta este viernes cuando ha entrado oficialmente en vigor.
La novedad más importante de esta Ley de Montes es que se rebaja de 100 a 50 metros la franja obligatoria para las edificaciones en la que la vegetación tiene que estar controlada. Asimismo, establece de 50 a 30 un segundo perímetro en el que no puede haber especies como pinos y acacias, que suelen favorecen muy mucho el fuego cuando se desata.
Según defiende la Xunta, la nueva normativa resulta «plenamente coherente y adecuada con las características peculiares de nuestra comunidad», ya que el objetivo primordial es la búsqueda de la conservación y aprovechamiento de la riqueza forestal «a partir de la sostenibilidad económica, social y ambiental».
Se trata también de hacer más fácil que, por un ejemplo, un propietario de una parcela de monte pueda pasar a otra actividad de carácter agrícola siempre y cuando no se supere las 15 hectáreas. Si la superficie es mayor a esta cifra, la Administración tendrá que emitir una autorización.
